Thursday, March 02, 2017

PROYECTO BIBLIA DESNUDA 3

Proyecto Biblia Desnuda. 3.

LA BIBLIA, RESULTADO DE LA CULTURA DEL PUEBLO ‘ELEGIDO DE DIOS’

Transcribo parte de un capítulo que escribí hace unos 18 años para un trabajo. Contiene notas, que como no puedo colocar en pequeño, sólo constan a través de sus llamadas en números entre paréntesis. Espero se entienda.

III Parte de las ideas y datos para la elaboración de un libro práctico para entender el origen, forma de creación, evolución y creencias acerca de la ‘Escritura sagrada’ judeo-cristiana, la Biblia. Una contribución a la liberación de dogmas sectarios y fundamentalistas, y el abrazo de una espiritualidad laica, inclusiva, libre y hasta donde se pueda concebir, universal.

LOS HEBREOS, EL ‘PUEBLO ELEGIDO DE DIOS’ 1ra. PARTE

Los judíos provienen de una serie de invasiones de tribus de semitas occidentales (11), fundamentalmente amorreos (12) , que inundaron el país de Canaán a finales del tercer milenio y principios del segundo milenio a.C. Estas tribus eran grupos humanos seminómadas, bastante primitivos respecto a las civilizaciones mesopotámica y egipcia, pero con cierto grado de organización social. El famoso patriarca Abraham -de quien hablaremos en breve- puede asumirse como uno de los jefes de estos clanes ambulantes que según todos los indicios arqueológicos y documentales de la época, constituían un factor de confirmado peso y consideración en la región, el cual fue incrementándose con el tiempo, para pasar a ser de insignificantes grupos humanos semisalvajes, a transformarse en un pueblo que llegó a desempeñar un papel decisivo en esta región y posteriormente en toda la historia humana.

(11) “Desde el siglo XVIII d.C., se denominan semitas los pueblos que hablan un idioma semita. Por consiguiente, la denominación ‘semítico’ no indica un concepto de ‘raza’, pues en tiempos históricos los pueblos de habla semita son tan diferenciados antropológicamente como los que forman la familia lingüística indogermana. Por esta razón, el concepto de una ‘raza semítica’ es objetivamente infundado. A los semitas pertenecen los siguientes pueblos:
1)  Los acadios, emigrados al norte de Babilonia desde el tercer milenio;2)  los amorreos, que alrededor de 2000 penetran en Siria; ellos fundan Babilonia y resultan los soportes principales de la cultura babilónica antigua. Es probable que los fenicios y los cananeos hayan llegado a sus moradas históricas; 3)  antes de 1200, los arameos, entre los cuales se pueden contar también los israelitas;4)  en el siglo VII d.C. los árabes .”Ernst Ludwig Ehrlich , Historia de Israel. UTEHA, México, 1961, p.8 .

(12) En la nota anterior se especifica el origen semítico de los amorreos. Quede entonces claro que los amorreos (cuyo término significa ‘gente del Oeste’) estaban emparentados con los posteriores israelitas y arameos desde fines del tercer milenio a.C. Estos lazos se reiteran a menudo en la tradición bíblica -p. ej. en Gn.3:1-19 y sig., Dt.26:5, en los recuerdos del origen de Israel de Ezequiel (siglo VI a.C.)16:3,45, etc.- . “Sólo más tarde el nombre de ‘amorreos’ fue transferido a aquellos grupos de pueblos sirio-palestinenses que tuvieron conflicto con los israelitas.”
E.  L. Ehrlich, ob. cit. p.5.Abraham, Jacob, Labán, Zabulón, Benjamín y otros personajes del Génesis son nombres amorreos.

Pero el origen definitivamente humilde de este pueblo es un hecho comprobado. Los textos de escritura cuneiforme y las fuentes mesopotámicas, egipcias, sirias y palestinas del período comprendido entre los siglos XIX y XII a.C., mencionan a grupos de desamparados errantes, bandidos, esclavos, o campesinos asalariados temporales de muy baja ralea, a quienes los egipcios denominan ‘apiru y los mesopotámicos habiru o khapiru, cuyas características socioculturales corresponden a las de las tribus seminómadas que se describen en el Génesis bíblico en los tiempos patriarcales. De hecho, actualmente se asume que el apelativo de ‘hebreo’–ibri- posiblemente proviene del habiru de dichas fuentes, por lo que hebreo, en un principio, habría sido un sinónimo de bandido, siervo, o esclavo. Esto puede observarse en la misma Biblia en numerosos pasajes donde el termino hebreo tiene dicha connotación -p. ej. en Ex.21:2; 1Sam.4:6-9; Gn.41:12; Ex.2:11; etc.-. Por lo tanto hebreo no comenzó siendo un término para identificar a una etnia o pueblo sino un calificativo. “Siempre fue un problema el modo de denominar a los antepasados de los judíos. Hebreos es insatisfactorio aunque a menudo es necesario usarlo, pues el termino habiru, del cual cabe presumir que deriva, describía más bien un modo de vida que a un grupo racial determinado. Más aún, era peyorativo. Hebreos, en efecto, aparece en el Pentateuco (13), y significa “los hijos de Israel”, pero sólo cuando lo usaban los egipcios o los propios israelitas en presencia de egipcios. Desde aproximadamente el siglo II a.C., cuando fue usado así por Ben Sira (14), el término ‘hebreo’ fue aplicado al lenguaje de la Biblia y a todos los trabajos ulteriores escritos en ese idioma. 

Como tal, perdió gradualmente su matiz peyorativo, de modo que tanto a los propios judíos como a los gentiles que simpatizaban con ellos, a veces les pareció preferible al termino judío como denominación racial.[...] Pero los antepasados de los judíos nunca prefirieron autodenominarse hebreos. Cuando cobraron conciencia de una identidad nacional, el termino que usaban, normativo en la Biblia, es el de israelitas o hijos de Israel.”(15) .

Estos hijos de Israel, como se ha visto, tuvieron un origen sumamente modesto e insignificante, por lo que ello es un factor de peso a la hora de considerar el proceso por el cual este pueblo fue conformando poco a poco su identidad nacional hasta el punto de llegar a considerarse, primero, un pueblo creado por un Dios -como cualquier nación de la época que se respetase creía de sí misma-, luego el pueblo escogido por el Dios más poderoso de todos los Dioses, y por último, el pueblo elegido por el único Dios de todo el Universo.

(13) Nombre genérico de los cinco primeros libros de la Biblia: Génesis, Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio.(14) Ben Sira fue un famoso sacerdote judío del siglo II a.C., autor del Eclesiástico, uno de los textos ‘apócrifos’, o no aceptados como ‘santos’ por todas las corrientes judías y cristianas, por lo que sólo aparece en algunas Biblias, generalmente católicas, como por ej. “La Biblia de Jerusalen”.(15) Paul Johnson . Historia de los judíos (1987). Alfadil, Buenos Aires, 1991.p.  31 .

Realmente hemos oído hablar acerca de mecanismos psicológicos de compensación, pero este caso es un prodigio de compensación narcisista a partir de la humildad. Por supuesto, este proceso tomó alrededor de unos 800 años, lapso más que suficiente para crearse una sólida y pujante identidad basada en una inflada y al mismo tiempo -como veremos- humillada y sufrida autoestima. Pero el hecho es que, fuera como fuese, los judíos en un largo proceso llegaron a creerse “elegido(s) por un dios que les había confiado una misión religiosa especial, y que además de ser su dios privado nacional, era el único dios de todo el Universo. El ideal de los judíos era permanecer fieles, costara lo que costase a aquella misión suya; su prescripción para mantenerse limpios de la contaminación del mundo: la separación” (16)

Los judíos se consideran entonces el pueblo elegido de Dios. Ello conlleva una connotación de máxima trascendencia, ya que fue la concepción que dio a luz y consolidó su identidad cultural nacional y aseguró su supervivencia siglo tras siglo hasta nuestros días. Pero también condujo a la presunción de que fue el único pueblo escogido por Dios. Nada más y nada menos. Esto significa que es a los hebreos a quienes Dios escogió para revelarse, y no a otros. Es a los israelitas a quienes Dios habló, impartió leyes, hizo milagros, dictó su palabra, y no a los demás, a ningún otro. Sólo a los judíos amó Dios -por lo menos al principio- y no a los otros

Esto aunque se ha interpretado con diversos matices -p. ej. que Dios amó a todos los hombres pero primero a los judíos; en los judíos bendijo Dios al resto de la Humanidad; los judíos eran sólo el pueblo predilecto de Dios; la salvación de la Humanidad viene por los judíos, etc., etc.-, aún hoy en día se sigue aceptando que sí; que Dios en algún momento tuvo preferencias y se relacionó sólo con un pueblo, marginando a todos lo demás, despreciando, condenando, u olvidando al resto de su propia creación. Dios entonces fue un dios etnocentrista. De este modo lo siguen entendiendo la mayoría de judíos

(16) Arnold Toynbee. Introducción a El Crisol del Cristianismo.p.8.

y cristianos de la actualidad, aunque esto choque por completo con sus prédicas de un Dios infinitamente justo, bondadoso, e inmutable, y que “no hace acepción de personas” (Dt.10;17; Hch.10;34). ¿Acaso un Dios justo y bondadoso, además ad infinitum, celebraría un “contrato de exclusividad” con una parte muy pequeña y humilde de su creación, relegando al ‘arréglate como puedas’ al resto de los pueblos de la Tierra? ¿O es que comenzó primero con los judíos hace unos cuatro mil años, y dos mil años después resolvió congraciarse con los demás? ¿O es que los genes de los hebreos fueron los que mejor le salieron de todos y de allí la preferencia? ¿O es que Dios primero pensó una cosa y luego cambió -dejando muy mal parada su “inmutabilidad”-, o peor aún, planificó tamaña injusticia desde el principio? Sea como fuere, judíos y cristianos sostienen la primacía y ventura de Israel (17). Que dicho sea de paso, no parece estar justificada en alguna especial cualidad virtuosa de este pueblo, que según la misma Biblia, vez tras vez no hizo sino meter la pata y de las peores maneras, llegando a ejecutar al mismísimo ‘hijo de Dios’ (18).

Si esto en la actualidad todavía se cree así, ¿cómo no sería en tiempos de David, Daniel, o Jesús?

(17) Por ejemplo, el erudito historiador judío Salo W. Baron sostiene que “ahora podemos comprender el significado más profundo del concepto de “pueblo elegido” que está implícito en la religión de Israel. La nación no es sólo el vehículo principal de la historia en sí misma, sino que, además, para esta conquista de la naturaleza por la historia, es indispensable un grupo selecto de hombres. La naturaleza opone una enorme resistencia a la historia. Sólo unos pocos están calificados para vencerla, incluso en el sentido limitado que la religión judía acuerda al período previo al advenimiento del Mesías. Si estos pocos elegidos mantienen sus vidas independientes entre sí, entonces la religión perdura como un fenómeno individual, no de grupo. Esto les impediría llegar a ser algún día la religión de la Humanidad, el mayor de los grupos, y nunca se cumpliría el objetivo de la historia que consiste en vencer a la naturaleza por intermedio de la humanidad . Por lo tanto, una religión de grupo necesita de un equipo selecto de hombres: he aquí la medula de la idea del “pueblo elegido”.Salo W. Baron . Historia social y religiosa del pueblo judío (1951) .P. 25

Entonces, ¿el objetivo de la historia es vencer a la naturaleza? ¿La historia se opone a la naturaleza? ¿Y hasta el ‘advenimiento del Mesías’ no se logrará esto? Esto es tan sólo una muestra del intento de justificación de privilegios basada en argumentos cuya puerilidad salta a la vista.

(18) Aunque esto último constituye el argumento -más bien excusa- más comúnmente esgrimido durante dos milenios por el antisemitismo fanático, ni por un momento sospeche el lector de algún ápice del mismo de nuestra parte.


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