Thursday, March 30, 2017

PROYECTO BIBLIA DESNUDA. 12.

PROYECTO BIBLIA DESNUDA. 12.

PERO… ¿ADÁN Y EVA EXISTIERON SÍ O NO? (I PARTE)

Pues no.

Hemos dicho en los capítulos precedentes que la Biblia, sobre todo en sus primeros libros, es una colección de mitos, relatos, tradiciones, leyendas, historias, fábulas, fantasías, creencias de otros pueblos, ediciones, re-ediciones, compilaciones, traducciones; hechos a la medida y necesidades socio-psico-culturales-políticas del pueblo a partir del cual surgió –el pueblo hebreo-, y luego, bajo los intereses, óptica y necesidades de las iglesias cristianas.

Me imagino la siguiente conversación con un creyente más o menos desinformado, o incluso, rayando en el exclusivismo sectario:

- ¿Estás diciendo entonces que lo de Adán y Eva es un mito, una fábula?
- Pues sí, claro, eso exactamente es lo que estoy diciendo…
- ¿Pero cómo se te ocurre decir eso? ¡Adán y Eva son parte del Génesis, la historia de cómo comenzó el mundo y la humanidad, según el mismo Dios, la mismísima Palabra de Dios…!
- El problema está en que creas que eso es verdad…
- ¿Qué cosa? ¿Qué la Biblia es la Palabra de Dios? Pues ¡por supuesto!... ¿Qué otra cosa iba a ser y qué otra cosa iba a creer yo, que soy cristiano…?
- Claro, entiendo perfectamente que si eres cristiano, eso te enseñaron y eso repiten en todas partes, y es lo que perennemente se difunde por todas partes. Puede que quizá no hayas pensado en este asunto lo suficiente… O quizá no has estudiado algunas otras perspectivas…
- ¡Ah sí! Ya me imagino de qué perspectivas me hablas… De la perspectiva atea, de los que no creen en nada, de los que niegan cualquier posibilidad de un Dios…
- Pues no, no me refiero a alguna perspectiva atea. Me refiero a perspectivas cristianas y judías de diferentes tendencias, es decir, de creyentes… Eso sí, suficientemente informados
- ¿Que qué? ¿Cristianos y judíos que no creen que la Biblia es la palabra de Dios? ¡No me digas…!
- Pues en muchos casos, sí. O al menos, judíos y cristianos que entienden perfectamente lo que dije arriba: que en gran medida los relatos e historias bíblicas contienen una gran cantidad de mitos, fábulas, historias de otros pueblos reeditadas, fantasías, y… errores, falsedades, creencias arcaicas y otras falencias… Puede que crean que aún con todas ellas, la Biblia aún sirva para ilustrar, representar o preconizar lo divino, etc. Pero hace rato que abandonaron la creencia en la ‘infalibilidad’ de la Biblia, o la interpretación literal de las ‘escrituras’, o lo que es equivalente, que toda ella sea perfecta, sin errores, sin fallos, y por supuesto, que no proviene de mentes humanas, sino del ‘Espíritu Santo de Dios’… Saben muy bien que los relatos que luego se compilaron en lo que hoy conocemos como la Biblia, fueron escritos por personas, seres humanos, hombres, con una particular concepción de la vida, de la existencia, de dios –o los dioses-, y que lo que hicieron fue expresarlas allí como forma de dar cohesión y fuerza a su nación.
- ¡Pues no puede ser! ¡No te creo! No puede ser que judíos o cristianos no crean que la Biblia es la inmaculada y perfecta Palabra de Dios.
- ¿Necesitas que te muestre algunos ejemplos para que veas?
- ¡Pues sí!
- Pues en Google abundan… Haz alguna búsqueda al azar y verás…
Pero para quienes les dé pereza en este momento, o no tengan la posibilidad de acceder o buscar en Google u otro buscador, o irse a alguna buena biblioteca, les colocaré algunos pocos significativos ejemplos ahora mismo, como breve muestra. Y para que no se me acuse de parcialidad, recogeré en principio, tres tendencias diferentes: una judía, una cristiana católica y una cristiana protestante. Proveniente de autoridades o representantes con suficientes credenciales.
Ø PERSPECTIVA JUDÍA ILUSTRADA. Irving Gatell, conferencista, músico y articulista judío de la página web “Enlace Judío”:


“Aquí es donde las cosas se pueden complicar con libros como el Génesis. La respuesta simplona es decir que el autor es Moisés, y que su público original fue el pueblo de Israel en el desierto durante el Éxodo. Y, en consecuencia, que el objetivo era instruirlo respecto al origen del mundo. Error.

El texto, tal y como lo conocemos, es la reconstrucción hecha por los escribas de la generación de Ezra [Esdras], después del exilio en Babilonia. Cierto que el contenido se remite a siglos atrás, y no sólo a Moisés. Mucha de la narrativa que encontramos en el Génesis proviene de etapas anteriores, concretamente de la época de los Patriarcas, antes de que Israel se consolidara como identidad y los protagonistas todavía fueran Hebreos nómadas.

Pero, en lo inmediato, eso no es lo relevante, sino EL TEXTO ACTUAL, TAL Y COMO LO CONOCEMOS: ¿Cuándo y para qué fue escrito? Ya lo mencionamos: durante la época de restauración posterior al exilio en Babilonia, una época en la que había que reconstruir todo un país, una religión, sus instituciones y su sentido de identidad. Peor aún: una época en la que la mayoría de los judíos había logrado posicionarse económica y socialmente en Babilonia y no tenían demasiadas ganas de regresar a Judea. Entonces, no es un simple y sencillo texto que quiera “mostrarnos cómo fueron los orígenes del mundo”. Se trata de un texto que, como último objetivo, quiere restaurar el sentido de identidad de un pueblo, y convencerlo de que vale la pena regresar a un país desolado y empobrecido para hacerlo florecer otra vez.”

http://www.enlacejudio.com/2015/09/24/genesis-sus-dos-relatos-de-la-creacion-parte-i/


(Totalmente recomendable el artículo, apartando por supuesto, las propias tendencias parciales del autor)





Ø PERSPECTIVA CRISTIANA CATÓLICA. P. Antonio Salas Ferragut. Doctor en Ciencias Bíblicas por la Pontificia Comisión Bíblica de Roma:


“Quienes se aferran a la interpretación literal de todos esos relatos, suelen hacer gala de una fe rayana en el fanatismo. Lo he podido constatar en más de una ocasión…”


“Hoy la paleontología (=ciencia de la prehistoria) garantiza que el ser humano lleva cuando menos un millón de años en el planeta tierra. Y a todos ellos ha de hacerse sin más, extensiva la prehistoria. ¿Por qué los relatos bíblicos la limitan a cuatro mil? Muy sencillo: ¡sus autores se equivocaron! Pero, ¿acaso la Biblia está sujeta al error? ¡Cuántos se formulan la misma pregunta! ¿Qué decir? La Biblia jamás puede equivocarse cuando expone doctrinas de fe. Pero no está exenta de error cuando se pronuncia sobre temas de historia. Y más aún tratándose una historia en ciernes donde, por ignorarlo casi todo, no se sabía casi nada.” (subrayado nuestro)


[El P. Salas cita]: “Las concepciones de Israel sobre los orígenes del mundo están emparentadas de manera innegable con las representaciones cosmogónicas del antiguo oriente próximo. Han heredado, a su manera y en su justa medida, el fondo legendario, o mejor dicho, los mitos que pululaban, las ideas, la imaginación y la vida de los antiguos orientales. Pero, ¿qué son los mitos?, ¿qué es un mito?, ¿qué credibilidad se le puede conceder y qué valor conlleva? ¿No estaremos perdiendo el tiempo al interesarnos hoy por esos mitos? (G. Auzou)


“No puede negarse que los relatos bíblicos están jalonados de “resabios míticos”. Así, el jardín en el edén es sin duda una imagen tomada de los jardines de los dioses tal como los presentan los mitos babilónicos. Los árboles que se encuentran en medio del paraíso están a su vez inspirados en historias míticas. Con toda probabilidad ha de considerarse también material mítico el hecho de que Eva venga extraída de una costilla de Adán. Los relatos de Noé no sólo tienen influjos míticos sino que están calcados de narraciones babilónicas (=Epopeya de Gilgamesh)… (H. A. Mertens).


Antonio Salas. Los orígenes. Del Edén a Babel.Ediciones Paulinas, Madrid, 1992.Págs. 7, 9, 13, 18




Ø PERSPECTIVA CRISTIANA PROTESTANTE: John Shelby Spong, Obispo Episcopaliano titular de la Diócesis de Newark:

“No creo que la Biblia sea la “palabra de Dios” en sentido literal. No la considero como la fuente principal de la revelación divina. No creo que Dios haya dictado su texto ni que haya inspirado integralmente su producción. Veo la Biblia como un libro humano que mezcla la profunda sabiduría de los sabios a través de los siglos con las limitaciones de la percepción humana de la realidad en un determinado momento de la historia humana. Esta combinación ha marcado nuestras convicciones religiosas como testimonios ambivalentes de esclavitud y emancipación, inquisiciones y progresos teológicos, libertad y opresión.”


John Shelby Spong, “Un Cristianismo Nuevo Para un Mundo Nuevo” www.mg.org.mx/biblioteca/S/1541.pdf



El Obispo Spong es un caso totalmente atípico dentro del cristianismo protestante, y es casi un revolucionario, un renegado, o un paria, pero tiene una abundante obra, que recomendamos especialmente. Sin embargo, no es el único.

Y sobre este mito de Adán y Eva que estamos abordando, o más bien, sobre sus bárbaras y perniciosas implicaciones, que aludimos en el capítulo pasado (‘Pecado Original’, la ‘Caída del Hombre’, la ‘Salvación’ por Jesús, etc.), dice el obispo Spong en su introducción:


“No creo que los seres humanos nazcan en pecado y que, a menos que sean bautizados o de alguna forma salvados, vayan a ser expulsados para siempre de la presencia de Dios. Considero que el concepto mítico de la caída del ser humano a algún status negativo, no es una visión correcta de nuestro comienzo, ni de origen del mal. Concentrarnos en la caída de la humanidad como un estado de pecado, y sugerir que ese pecado sólo puede ser vencido por una iniciativa divina que restaure la vida humana a un status pre-caída que nunca estuvo, son conceptos muy extraños para mí, que sirven, otra vez, principalmente para construir el poder institucional.” (Pág. 26 en el enlace citado).


Para una versión corta de la introducción, ir al siguiente enlace:

http://servicioskoinonia.org/relat/413.htm



Y bien, como hemos reiterado en estas páginas, de eso se trata: de Poder. De la estructuración de sistemas de poder dominador, usando como comodín, al poder único y fundamental del Universo que supuestamente sólo respalda a ciertos pueblos, ciertas religiones, ciertas creencias, ciertos libros y ciertos intermediarios…

Lo que pasa es que pueblos, religiones, creencias, libros sagrados e intermediarios hay cientos de miles. 

Todos arrogándose la exclusividad, ser ‘inspirados’ por la divinidad y sin ponerse de acuerdo entre sí. Aún dentro de una misma corriente.

Se nos ha terminado el tiempo por ahora, así que continuamos con el, o los temas relacionados con Adán y Eva, en la próxima oportunidad.

Thursday, March 23, 2017

PROYECTO BIBLIA DESNUDA. 11.



PROYECTO BIBLIA DESNUDA. 11.


ADÁN Y EVA. EL MITO MÁS PERNICIOSO Y RECURRENTE DE LA BIBLIA


En este proyecto, hemos referido que la Biblia, entre otras cosas, es una colección de mitos y leyendas, algunos recogidos por los sacerdotes hebreos de las culturas circundantes de su tiempo, otros más o menos originales.


En este sentido, usamos el término “mito”, en su acepción más o menos común, como sinónimo de fábula, relato fantástico, o creencia simbólica, conscientes de que hay sentidos más amplios para el mismo. Por ejemplo, en Wikipedia podemos encontrar:


“Un mito (del griego μῦθος, mythos, «relato», «cuento») es un relato tradicional que se refiere a acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, semidioses, héroes, monstruos o personajes fantásticos, los cuales buscan dar una explicación a un hecho o un fenómeno.
José Manuel Losada, investigador especializado en los estudios de mitocrítica, define el mito de la siguiente manera:


<trascendente
, que carece en principio de testimonio histórico, se compone de una serie de elementos invariantes reducibles a temas y sometidos a crisis, presenta un carácter conflictivo, emotivo, funcional, ritual y remite siempre a una cosmogonía o a una escatología absolutas, particulares o universales.>>” 1


1 Mircea Eliada, en su conocida obra “Mito y realidad”, expone:

 “Sería difícil encontrar una definición de mito que fuera aceptada por todos los eruditos y que al mismo tiempo fuera accesible a los no especialistas. Por lo demás, ¿acaso es posible encontrar una definición única capaz de abarcar todos los tipos y funciones de los mitos en todas las sociedades, arcaicas y tradicionales? El mito es una realidad cultural extremadamente compleja, que puede abordarse e interpretarse en perspectivas múltiples y complementarias. Personalmente, la definición que me parece menos imperfecta, por ser la más amplia, es la siguiente: el mito cuenta una historia sagrada; relata un acontecimiento que ha tenido lugar en el tiempo primordial, el tiempo fabuloso de los «comienzos». Dicho de otro modo: el mito cuenta cómo, gracias a las hazañas de los Seres Sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia, sea ésta la realidad total, el Cosmos, o solamente un fragmento: una isla, una especie vegetal, un comportamiento humano, una institución. Es, pues, siempre el relato de una «creación»: se narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a ser. El mito no habla de lo que ha sucedido realmente, de lo que se ha manifestado plenamente. Los personajes de los mitos son Seres Sobrenaturales. Se les conoce sobre todo por lo que han hecho en el tiempo prestigioso de los «comienzos». Los mitos revelan, pues, la actividad creadora y desvelan la sacralidad (o simplemente la «sobre-naturalidad») de sus obras. En suma, los mitos describen las diversas, y a veces dramáticas, irrupciones de lo sagrado (o de lo «sobrenatural») en el Mundo. Es esta irrupción de lo sagrado la que fundamenta realmente el Mundo y la que le hace tal como es hoy día. Más aún: el hombre es lo que es hoy, un ser mortal, sexuado y cultural, a consecuencia de las intervenciones de los seres sobrenaturales.”


Así, podemos entender gran cantidad de los relatos bíblicos, pero sobre todo, los que están ubicados al comienzo, es decir, en lo que conocemos como Pentateuco, los primeros cinco libros de la Biblia. Especialmente en el libro de Génesis.


El Génesis como tal, como su nombre indica representa la explicación inicial, fundamental de toda la visión del mundo judeo-cristiana. Por tanto, de suma importancia si recordamos que para la mayoría del mundo occidental, los relatos allí presentados son ‘LA palabra de Dios’ infalible, inmaculada, perfecta y sagrada. Así que como ya hemos venido haciendo, seguiremos refiriéndonos en detalle a este particular libro, y por supuesto, posteriormente, a sus subsiguientes Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio.


Ahora bien, si hay un relato que reviste especialísima importancia dentro del Génesis es el que se refiere a la historia de Adán y Eva, los pretendidos y supuestos padres de toda la humanidad. Esta importancia suprema viene dada porque aquí es a donde la mayoría de los creyentes del judaísmo, el cristianismo –y también, del islamismo-, vuelven una y otra vez para explicar el por qué las cosas son como son en este mundo. Sobre todo, la teología dogmática cristiana centró toda su atención y foco en el relato de Adán y Eva y su transgresión en el Jardín del Edén, para constituir todo su edificio de creencias, dogmas y estructuras. Cualquier conversación con un fundamentalista cristiano, o incluso, con un creyente ‘normal’, llevará de uno u otro modo al relato de Adán y Eva en el Génesis. Haga la prueba el lector. Toda explicación sobre Dios, el ser humano, la sociedad, el destino de la humanidad, el cielo, el infierno, la guerra, la paz, la verdad, la mentira, la naturaleza de las cosas, e incluso, la política, la economía, la ciencia, la filosofía, el derecho, la ética, devendrán en un momento u otro al mismo punto: “… es que cuando Adán y Eva pecaron…”


Y esto es así, porque del mito de Adán y Eva provienen algunos dogmas y creencias FUNDAMENTALES, constitutivos de la cultura judeo-cristiana:


  1. El dogma del ‘Pecado Original’
  2. La ‘caída del Hombre’
  3. La estigmatización de la mujer
  4. La estigmatización del Conocimiento
  5. La aparición del Diablo
  6. La naturaleza vindicativa de Dios
  7. La ‘Salvación’ de Jesucristo al pecado de Adán

Entre otros correlatos y aspectos complementarios como la expulsión del Paraíso, el filicidio entre Caín y Abel, el ‘Diluvio Universal’, etc.


Si nos damos cuenta de que estos siete aspectos nombrados representan el núcleo, la raíz, y la fuente de toda la posterior teología judeocristiana, entenderemos la importancia de este punto. Toda la historia de opresión, dominación, abusos, crímenes, guerras, y barbaridades de todo tipo cometidos por la religión judeocristiana, tanto en el pasado, como aún en el presente, tienen su origen y base fundamental en este mito. Tanto más relevante y hasta impresionante si recordamos que la gran mayoría de los creyentes no le otorga un estatuto de mito a estos relatos, sino de ‘historia verdadera’, revelada por el ‘Espíritu Santo de Dios’, además.


Así que en los próximos capítulos nos referiremos con algún detalle a este punto. Pero por ahora, una breve síntesis de todo el asunto.


Según la Biblia -o más bien, algunos de sus intérpretes-, que es el libro que se presupone contiene la Palabra de Dios (2), todo comenzó desde el momento mismo de la creación del Hombre.


(2) Recordemos, todas las personas que la escribieron se presume que lo hicieron “al dictado” de Dios, o mejor dicho, bajo la “inspiración divina”. Según esto, existe el dogma incontrovertible, aceptado tanto por judíos - exceptuando para estos el Nuevo Testamento-, como cristianos, de que cada frase, cada palabra, cada letra y cada punto de la Biblia son divinamente inspirados por Dios. De este modo, se infiere que toda ella es perfecta, santa, e infalible, sin un error, sin una inexactitud, sin la menor intervención o flaqueza humana. No es que dudemos del poder de Dios en principio, pero sí tenemos suficientes razones para hacerlo de la voluntad humana, no siempre tan “infalible”. Ni siquiera en la misma Biblia se afirma tan contundentemente dicha infalibilidad proclamada imperiosamente por posteriores interpretadores. Pero sobre este punto volveremos más adelante.


No mucho tiempo después de haber sido creada la mítica primera pareja humana -Adán y Eva- , que fue hecha inmortal, perfecta, a imagen y semejanza de Dios (Gn.1:26-31; 2:7-25), ésta fue infantilmente seducida por las peregrinas promesas de una serpiente que les prometió “ser como Dios” (Gn.3:1-5). ¿Por qué un hombre y una mujer “buenos”, perfectos, creerían a un bicho que les ofreció lo que ya tenían? ¿Acaso no eran ellos ya en cierto modo como Dios? ¿Dios no los había creado a su imagen y semejanza? ¿O es que no lo sabían; Dios no se los había dicho? Sea como fuere y por lo que fuese, el hecho es que no pudiendo soportar la curiosidad, transgredieron la regla, y se les echó a perder la fiesta. Ese Dios del Génesis, herido en su amor propio procedió expeditamente -el Hombre no le había salido tan perfecto, al parecer, ya que al otorgarle el “libre albedrío” , lo primero que decidió, lo decidió mal, !y con qué consecuencias! (3). Decepcionado y enfurecido, prorrumpió en una serie de terribles castigos y maldiciones: condenó y maldijo a la serpiente para siempre, condenó a la mujer a parir con dolor y con un “plus” de sufrimientos multiplicados. No contento con ello, le endilgó a la mujer ‘por secula seculorum’ cargar con la culpa y la responsabilidad de todo este lío, creando y justificando “divinamente”, de paso, el machismo que efectivamente hasta ahora todavía tenemos mujeres y hombres que soportar. Pero con Adán no se quedó atrás: le enrostró sin miramientos que por su causa toda la Tierra sería maldita, lo condenó al dolor perpetuo y cotidiano, el trabajo ya no sería más una interesante y alegre actividad, sino una sudorosa y sufrida maldición y lo peor de todo, sumariamente y sin escuchar la menor defensa, lo condenó a muerte -quitándole la vida eterna- y lo expulsó para siempre del bonito Paraíso Terrenal donde vivía; lo dejó “en la calle” (Gn.3:6-24). Para colmo de males, todos los teólogos -o su gran mayoría-, concuerdan en que la culpa y las consecuencias de este


(3) Todas las teologías judías y cristianas sostienen que Dios creó al Hombre con “libre albedrío”, es decir, con capacidad de decidir por sí mismo sus acciones sin la coacción de Dios. Sin embargo, por lo visto en este asunto el albedrío no resultó tan “libre”, a juzgar por lo que pasó después. Dios no le dio la más mínima oportunidad a Adán y Eva de arrepentirse ni rectificar, sino que sin pestañear, de un sólo plumazo, los condenó ¡y a la pena capital! Esto, más que “libre” albedrío, resultó un ultimátum disfrazado, una condición bajo amenaza: “si no me obedeces, ya verás...”. No parece muy libre que digamos.


primer pecado de la primera pareja pasaron directa y hereditariamente a todo el resto de la futura Humanidad. Esto quiere decir que no importa cuán bueno, inocente, o intachable haya sido cualquier sujeto en cualquier época de la Historia, él carga de todos modos la misma culpa y maldiciones de Adán, por lo tanto tiene que sufrir, morir e irse al Infierno, a menos que haga algo al respecto. Según algunos, lo del Infierno tiene solución, no así lo de dicho pecado hereditario. Este es el dogma conocido como El Pecado Original. No importa lo que hagas; tú y yo en principio somos tan culpables como Adán y Eva por lo que ellos y sólo ellos presuntamente hicieron. Suena un poco injusto, ¿no? ¡Menudo castigo para una sencilla y, podríamos decir, inocente curiosidad! ¿No resulta, cuando menos, un poco desproporcionada una conducta semejante para un Dios que se supone es infinitamente justo, comprensivo, sabio, misericordioso y amoroso, según proclaman sus “representantes” terrestres? ¿Qué culpa tengo yo de lo malo que, no digamos mi padre, sino mi abuelo, mi tatarabuelo o sus antepasados puedan haber hecho? (4).


En todo caso, esto se supone que es el origen de todo el “despiporre” del mundo y de este tema que nos ocupa. Ya que este ‘dios’, percatándose de que algo le había salido mal, empezó a idear formas de “remendar” su malograda obra.


En su infinita ‘sabiduría y misericordia’, lo primero que se le ocurrió algún tiempo después del incidente adánico, en un arrebato de ira, arrepentimiento y frustración, al no soportar más el díscolo comportamiento humano, viendo “que la maldad de los hombres era mucha en la tierra” (Gn.6:5); y además ¡arrepintiéndose y pesándole en el corazón haber creado al hombre! (Gn. 6:6) (es decir, estamos hablando de un dios capaz de arrepentirse por su error cometido ¡¡¡!!!) fue nada más y nada menos que aniquilar por completo no sólo a la raza humana, sino también a los animales -¿y éstos, qué culpa tenían?- (Gn.6:7). Eso sí, luego se aplacó un poco y se apiadó de un hombre (Noé) y sus hijos y decidió salvar a algunos animales según su grado de limpieza (?), al parecer, más bien, a todas las especies conocidas.


(4) Al dogma del ‘Pecado Original’ dedicaremos un estudio en profundidad en sucesivos capítulos.


De esta manera, Dios hizo el primero de una serie de arreglos sucesivos, de acuerdos con el Hombre, a través de algunos representantes. Comenzaba la era de los “pactos”, mediante los cuales Dios intentaba, vez tras vez, arreglar la desafortunada condición del Hombre. Sin mucho éxito, por cierto. (5) Este asunto de los pactos es tan importante, que de hecho se considera que toda la historia humana en su relación con Dios, no es sino una serie de pactos que Dios establece con el Hombre a fin de “repararlo” y volver al plan original que él tendría en mente con la Creación. (Aunque los más fundamentalistas dicen que así lo concibió dios todo desde mucho antes de la fundación del mundo…) Más aún, la misma Biblia consiste en dos grandes pactos: el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento (6). El Nuevo Testamento, es decir, el Nuevo Pacto, se estima que es el último de ellos y el más perfecto ideado por la bondad de Dios para redimir al Hombre. Ya que no lo establece por medio de Noé, Abraham, o Moisés (7), sino por medio de su propio hijo, quien se encarnó en la Tierra como Jesucristo para suscribirlo con toda la Humanidad a través de su sangre derramada en la Cruz (8) Ya veremos que mucho de esto no es sino la infeliz conclusión de una serie de despropósitos e invenciones totalmente humanas que nada tienen que ver con Jesús, Dios, o bondad alguna.


(5)  La historia completa de este primer acuerdo se puede leer desde Gn. 6:5 hasta Gn.9:17. En resumen: Dios, decepcionado y furioso por la corrupción y violencia del Hombre que él había creado, decide acabar con todo lo que tenga vida sobre la Tierra (!!!). Lo hará por medio de un Diluvio Universal: una lluvia que provocaría una tremenda inundación. Pero había un hombre bueno, Noé -¡uno solo!- y Dios decide salvarlo a él, a sus tres hijos y a sus esposas. Le ordena construir un gran barco -la famosa “Arca”- donde se introducirán ellos y animales de todas las especies, por parejas, el mismo día que comienza el Diluvio - hasta dónde llegarían a ir Noé y sus hijos en busca de animales de todas las especies, !en sólo siete días!? -. Este perdura por cuarenta días y cuarenta noches, por lo que el agua subió hasta “quince codos más” del monte más alto y hace flotar el Arca de Noé, salvándose de la muerte por ahogamiento él y sus acompañantes, muriendo todo el resto de los seres vivos. Al final de los cuarenta días de lluvia, más ciento cincuenta días más que el agua tardó en bajar, el Arca se posó en los montes Ararat. Y al cabo de cerca de un año después de que comenzó la lluvia, los supervivientes pudieron salir del Arca. El hecho es que en este año, Dios como que se tomó un curso de mejoramiento personal, puesto que más sosegado, hizo propósito de enmienda: “no volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre [...] ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho” (Gn.8:21). Eso sí; esto fue después de que Noé “le hiciera los honores” con una ofrenda de animales quemados, cuyo aroma contentó definitivamente a Dios, siendo este el primer sacrificio u “holocausto” del que se da cuenta en la Biblia. Al parecer, a Dios por esta época le gustaba que le incineraran cabras, ovejas, terneros, etc., cuya fragancia aparentemente le relajaba los nervios y le calmaba su susceptible genio. Por último, Dios estableció su pacto con Noé, el primero de todos: a cambio de “portarse bien” -se infiere- , no comer carne con sangre, ni derramar sangre humana, Dios bendice la Tierra y al Hombre y les promete no repetir nunca más lo del Diluvio, sellando el acuerdo con la “invención” del Arco Iris como señal. Es decir, el Arco Iris es un recordatorio de que Dios alguna vez estuvo tan furioso que acabó con todo por medio de un Diluvio Universal, pero se enmendó y prometió no hacerlo más. Por lo visto, hasta ahora ha cumplido. Sólo que posteriormente idearía otros “métodos” para halar las orejas del Hombre. Métodos tales como fuego celeste, plagas, exterminios genocidas y otras nimiedades menos radicales. Hasta llegar a su invento más genial -según algunos piadosos ministros religiosos-: el SIDA de nuestros días.

(6)  “Un tema sobresaliente en ambos Testamentos es el del Pacto o Alianza. Ese pacto forma la base de la relación entre Dios e Israel [y se supone, toda la Humanidad] a través de los siglos. Testamento es la traducción de una palabra que significa pacto. En su pacto con Israel, Dios prometió ser su Dios [!?], con la condición de que ellos vivieran en fiel obediencia a él (Gn.15:1-21;17:1-27;Ex.19:1-25;24:3-8). A través de los siglos; los israelitas con frecuencia eran infieles al pacto, acarreando sobre ellos  el juicio de Dios. Sin embargo, él, en su constante amor seguía fiel a ellos, ofreciéndoles perdón y restauración y prometiéndoles un salvador, el Mesías, para así, establecer un nuevo pacto con ellos (Jer.31:31-34; 32:38-40). En el Nuevo Testamento, que es la historia del Nuevo Pacto, estas promesas se ven cumplidas con la obra redentora de Jesucristo, efectuada en su vida, muerte y resurrección.”

Introducción al Antiguo Testamento, en La Santa Biblia; Sociedades Bíblicas Unidas, 1960.

(7)  Algunos de los protagonistas más importantes del Antiguo Testamento, algunos de los cuales ya hemos mencionado y otros a quienes nos referiremos luego. (8)  Este asunto de la sangre, por más sangriento y morboso que parezca, es uno de los fetiches más obsesivos y recurrentes de toda la cultura judeo-cristiana. Toda la Biblia está repleta de una exaltada -y alguien diría, tal vez, enfermiza- fascinación mórbida por la sangre.


Entonces, nada más de esto brevemente dicho se desprenden interesantes observaciones y cuestiones, que profundizaremos en posteriores entregas:
  • · Dios creó a Adán y Eva perfectos. ¿O no?
  • · Si Adán y Eva pecaron, fue porque no eran tan perfectos entonces. O no entendían lo bueno y lo malo. No entendían que desobedecer era ‘malo’.
  • · Antes de comer el fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, ¿tenían Adán y Eva capacidad o posibilidad de diferenciar el bien y el mal? Si no, ¿qué culpa tenían entonces? Si sí, ¿para qué ese árbol?
  • · La serpiente (que se supone, según la teología posterior que es el diablo) les ofrece conocer el bien y el mal y que serían como dioses. ¿No eran ya como dioses? ¿O Adán y Eva en su ignorancia, imperfección, o desconocimiento, en todo caso, responsabilidad de su padre, no lo sabían?
  • · Dios dice a Adán que si comían de ese árbol en ese mismo día ciertamente moriría. Pero Adán no murió ese día, sino unos 900 años más tarde. ¿Se equivocó el Espíritu Santo al dictarle a los escribas, o se equivocaron éstos?
  • · En todo caso, si lo que Dios quiso decir es que perderían el derecho a la vida eterna, ¿por qué acceder al conocimiento, tendría que ser la causa de la pérdida de ese derecho?
  • · Si Dios quiso que los seres humanos tuviesen libre albedrío, ¿por qué ejercerlo tenía que castigarse con la muerte, la maldición, y sobre todo, el pecado original para los restantes descendientes? Y además el suplicio eterno en el infierno para quienes no hicieren en el futuro las cosas como dios quería…
  • · Dios se arrepiente de haber creado al ser humano y a los humanos. Quiere decir que admite que se equivocó, cometió un error, las cosas le salieron malas. ¿O no? Pero… ¿no se supone que Dios es perfecto, infalible?
  • · Además, según se interpreta de ciertos versículos bíblicos, y según la interpretación de cierta teología, todo esto lo ideó dios desde antes de la concepción del mundo, incluyendo la salvación de la humanidad mediante el sacrificio de su hijo Jesucristo y su sangriento rescate redentor. Quiere decir que entonces, todo esto, incluyendo serpiente, diablo, desobediencia, pecado, condenación, infiernos, pactos, fue todo previsto, creado, premeditado por ese dios. ¿O no fue así? Si no fue así, entonces ese dios no es omnisciente. Si la cosa se le fue de las manos, entonces no es todopoderoso. Y si sí fue así, entonces ese dios es un terrible sádico psicópata, capaz de premeditar todo esto desde un principio.
Realmente todo un poema este mito de Adán y Eva, que da para esto y para mucho, mucho más.


Ahora bien, lo interesante es que parte del Cristianismo ya admite que todo esto no tiene sino un carácter simbólico, figurado, mítico, legendario. ¿Por qué no lo sabe o no lo admite la gran mayoría de las personas de filiación judeo-cristiana? Y si lo saben, ¿cómo se sostiene el resto de la teología que hace depender el concepto de ‘salvación’ precisamente del ‘pecado de Adán’, del ‘pecado original’ y demás construcciones?


Pues debido a una enorme operación continuada de adoctrinamiento e ideologización desde tempranas edades. A un enorme aparato de condicionamiento psico-emocional-cutural con gran poder de manipulación: las iglesias y similares. Con enorme poder aún hoy.


Fundamentadas en la supuesta autoridad que les otorga esta obra mítica primitiva a la que hacen llamar ‘palabra de Dios’.


Y todo comienza inocentemente con Adán y Eva...

Monday, March 13, 2017

PROYECTO BIBLIA DESNUDA 10

PROYECTO BIBLIA DESNUDA 10

EL CARÁCTER PERTURBADO, DISFUNCIONAL Y BIPOLAR DEL DIOS DE LA BIBLIA.
 
 
En el capítulo pasado mencionamos que el dios configurado en la Biblia es básicamente el resultado de una concepción infantil de un dios infantil para una cultura infantil. 
 
 
Y/o también, que estamos hablando de un dios primitivo, concebido por mentes primitivas, para ser utilizado con fines de control y dominio de pueblos primitivos.
 
 
Es realmente extraordinario, verdaderamente asombroso, ciertamente impresionante, que aún ya entrados con fuerza en el siglo XXI, y más de 400 años después de todo lo avanzado en conocimientos sobre religiones, sociología, ciencias, antropología, filosofía, e incluso, teología, la gran mayoría de las personas del planeta, especialmente las pertenecientes a la cultura occidental, siguen pensando que el dios originado a partir de la cultura hebrea y que más o menos –con algunas diferencias- es el patrón que rige las tres principales religiones monoteístas -judaísmo, cristianismo, e islamismo-, es una suerte de dios benevolente, sabio, amoroso, justo, bondadoso, todopoderoso, además en una magnitud infinita en todas esas características.
 
 
Cuando lo que la Biblia (y en gran medida, también el Corán) pinta, no es en absoluto así. El dios de la Biblia es un ser por entero diferente a lo que usualmente se cree. Como caracterizaremos a continuación, se trata de una deidad bastante menos amorosa, justa, sabia, benevolente, y coherente de lo que la inmensa mayoría cree.
 
 
¿Por qué?
 
 
Es decir, ¿por qué la inmensa mayoría de la humanidad, digamos que no ‘se ha enterado’ de la clase de dios que la Biblia retrata?
 
 
En nuestra opinión, en primer lugar, porque la inmensa mayoría de las personas de afiliación judía o cristiana no han leído la Biblia. 
 
 
O al menos, no lo suficiente, ni de manera independiente. Y normalmente, en muchas ocasiones, cuando se ha leído algo de ella, ya ha sido filtrada la lectura, o preseleccionada por sacerdotes, pastores, comentaristas, rabinos, que escogen lo que mejor convenga a sus fines específicos. Y la mayoría de las personas no pasan de allí. Se quedan fundamentalmente con los discursos en púlpitos, iglesias, catecismos, homilías, misas, sinagogas, talleres de formación, charlas, cursos, etc., que hablan del dios bondadoso, omnipotente, omnisciente, amoroso y justo hasta el infinito, etc. Por tanto, no se enteran de las ‘zonas oscuras’ de la Biblia que mencionan, además en enorme abundancia, a un dios mucho menos luminoso.
 
 
La segunda razón se encuentra en que algunas de esas “zonas oscuras” de la Biblia, que hablan de un dios terrible, sanguinario, guerrerista, criminal, destructor, implacable, lleno de odio, etc., han sido examinadas por las autoridades antes mencionadas y han ofrecido unas cuantas interpretaciones para ya sea, ocultar, o, justificar ante sus fieles, -no sin gran dificultad, o a veces, de manera infructuosa, pero que logra al menos distraer la atención o disminuir el problema- esas conductas absolutamente arbitrarias, bochornosas, patológicas, y verdaderamente bárbaras por parte de ese dios. Por tanto, se elaboran docenas de excusas y argumentos manidos a través de los cuales aparentemente se zanjan estos asuntos, y ya; queda todo arreglado para continuar creyendo en el ‘buen dios’ de la Biblia.
 
 
Pero todo cambia cuando de verdad empieza a leerse la Biblia con atención, cuidado, y sobre todo, libremente. Y he allí la razón por la cual los poderes religiosos se opusieron con tanto denuedo (¡durante más de 15 siglos!) a la lectura directa, libre y sin intermediarios de la ‘Santa’ Biblia. Denuedo que podía contener además terribles penas de muerte para quien lo hiciera. Pero aún hoy, muchos se oponen a veces directa, a veces subrepticiamente, a la lectura de la ‘sagrada escritura’. Aducen que “la Biblia no puede leerse sin la adecuada conducción de varones bien formados”. O que no puede captarse o interpretarse con propiedad el texto bíblico sin la ‘divina unción del Espíritu Santo’. Que adentrarse en la lectura de ciertos libros o pasajes puede ser muy complicado o contraproducente. Pues ¡por supuesto que puede resultar complicado o contraproducente para ciertos intereses de poder! A quienes no conviene que los ‘fieles’ se enteren de ciertas cosas, o se hagan ciertas preguntas… inconvenientes.
 
 
Leer unos cuantos pasajes de la Biblia, incluso si se hiciera de manera azarosa, pudiera conducir a darse cuenta de que el dios que según el dogma, inspiró esos textos a través del Espíritu Santo a unos cuantos escribas hebreos a partir del final del segundo milenio a. C., es un dios bastante antipático, temible y… peligroso. 
 
 
Es por eso que la palabra D I O S ha sido desprestigiada o tergiversada:
 
 
- Yahvéh/Dios, quien es presentado durante miles de años como castigador, vengativo, celoso, colérico, prejuiciado.
- El Dios de las Cruzadas contra el Islam.
- El Dios de los misioneros. Por cientos de años, a personas de diferentes sistemas de creencias se les llama paganos y de esta manera, indignos a los ojos de Dios. Su próspera vida social y cultural es primitiva y bárbara, según los cristianos y es un servicio a la mayor Gloria de Dios, destruir estas comunidades.
- El Dios de los cristianos, quien ordena, según sus ‘representantes’, combatir, destruir, masacrar, incluso a otros cristianos por no creer del mismo modo que ellos.
- Alá/Dios, quien hace que los shiítas asesinen sunitas, y viceversa.
 
 
La lista de crueldades y asesinatos en el nombre de Dios es infinita. Ud. no querría tener nada que ver con alguien semejante si fuera humano: un ser tan autoritario, desagradable y sin amor. Ese Dios debería ser sometido a la justicia en la Corte Penal Internacional de La Haya por crímenes contra la humanidad y por genocidio. Con razón más y más personas están teniendo una reacción alérgica a esta palabra con “D”.
Pero no las suficientes, desafortunadamente. 
 
 
¿Por qué desafortunadamente? Porque es este tipo de creencias, y las derivadas a partir de ellas, las que han creado un sustrato de intolerancia, separatismo, odio, desprecio, y a partir de allí, toda una suerte de patologías políticas, económicas, sociales, ambientales y de todo tipo que aún arrastramos hoy. Constituyen la base de la cultura primitiva en la que aún vivimos.
 
 
¿Y por qué aún no son suficientes? Por lo que apuntamos arriba: millones de personas no se han enterado de este carácter patológico del dios de la Biblia y de las creencias a su respecto. O simplemente, han aprendido a justificarlas por medio de una buena cantidad de excusas dogmáticas. 
 
 
Por citar tan sólo un ejemplo, suele decirse que dios es dios y por tanto, como tal, puede hacer con su creación como y lo que le plazca. Ya que para eso es dios. En otras palabras, dios puede hacer lo que se le venga en gana (siempre en base a lo que se le ocurra a sus intermediarios que escriben ‘escrituras sagradas’ o las ‘interpretan’).
 
 
Es el famoso argumento del ‘Dios alfarero’
 
 
Se trata del manido argumento que estipula que no somos nada ni nadie para cuestionar a dios, así como una olla no le puede reclamar a su alfarero, lo cual es tomado de Romanos 9:20, es decir, una ocurrencia de Saulo de Tarso -el llamado 'san' Pablo-, el verdadero originador del Cristianismo tal como lo conocemos:
 
 

Rom 9:20-23: “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así?¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?¿Y qué, si Dios, queriendo mostrar su ira y hacer notorio su poder, soportó con mucha paciencia los vasos de ira preparados para destrucción, y para hacer notorias las riquezas de su gloria, las mostró para con los vasos de misericordia que él preparó de antemano para gloria…”

 

A ello, cabría alegar:
  • Primero, no somos vasijas ni ollas.
  • Segundo, si se nos dio razonamiento y discernimiento es para que lo usemos, ¿no? La inteligencia y perspicacia que se supone nos dio Dios.
  • Tercero, si dios es dios, para qué necesita alabanza, seguimiento, o demostrar su poder a sus 'vasijas de barro'... ¿Qué colosal necesidad egoica tiene ese dios para necesitar tanta adoración y pleitesía?
  • Cuarto, ¿salvarnos? ¿Salvarnos de qué? ¿De las metidas de pata que él mismo cometió en su creación, según su misma Biblia? ¿Y cada solución más fallida que la anterior?
  • Quinto, al no convenir con esas soluciones fallidas y peor explicadas, entonces, ¿nos viene a amenazar con castigos y condenaciones, además eternas, por 'pecados' temporales? ¿Qué clase de libre albedrío y de justicia es esa?
  • Sexto, ese dios infantil y bipolar concebido por mentes primitivas, ¿no encuentra mejores soluciones que andar amenazando con muertes, castigos, lapidaciones, ejecuciones, fuego consumidor y fuegos eternos? ¿En eso consiste la sabiduría infinita de ese dios arcaico?
  • Séptimo, si todo eso es así, entonces eso no es un dios, sino un ridículo, malvado, ególatra y pocopoderoso ente demoníaco que no sabe qué hacer con su vida, sino amargarle la existencia a una fallida creación que él mismo hizo, en un apartado y nanométrico rincón del universo.


Por supuesto, estamos mencionando algunos dogmas, construcciones teológicas y nociones religiosas judeocristianas que quizá el lector no maneje. Por ejemplo:
 
 
  • - La noción de ‘libre albedrío’ concebida por el Cristianismo. Al cual nos referiremos extensamente en posterior ocasión.
  • - Las insoslayables y enormes necesidades o deseos de alabanza y adoración de ese dios.
  • - El dogma de la Salvación cristiana. Noción central, esencial, fundamental, del Cristianismo. Nos referiremos extensamente a él en posteriores ocasiones.
  • - El plan de la creación de dios. Una creación ‘perfecta’ y ‘buena’, en la que sin embargo, algo sale mal, y la creación se le va de las manos a ese dios… Entonces, surgen numerosos problemas teológicos de esto. Entre otros: un dios omnisciente, que todo lo sabe ¿sabía que algo ‘saldría mal’? ¿O no lo sabía? ¿Planificó todo así desde el mismo principio, o tuvo que improvisar luego de que algo no salió como él quería? Si algo no salió como él quería, ¿no lo pudo arreglar de una buena vez por todas? ¿O no podía por alguna razón? ¿No se supone que es todopoderoso? Y si intentó algunas soluciones drásticas, como la de exterminar a casi todos los seres vivos con un Diluvio Universal, ¿qué fue lo que pasó entonces? ¿Le volvió a salir mal el plan, o hubo algo no previsto? En fin; aquí hay mucha tela que cortar. También lo haremos luego.
  • - La condenación eterna en el ‘Infierno’, o en el ‘Lago de Fuego’, bajo atroces suplicios, que tiene preparado ese ‘amoroso’ dios para sus hijos ‘díscolos’, o para los que no hagan exactamente lo que él manda. O para quienes no acepten a su hijo a quien envió a arreglar lo que el padre hizo mal. ¿Qué clase de padre amoroso haría eso con alguno de sus hijos? Un padre terrenal puede castigar, y fuerte, no cabe duda, pero no para siempre, sino hasta que se corrija el error o el mal. Pero un ‘padre’ celestial de infinita sabiduría y bondad, ¿no sólo infligiría sádicos tormentos horrorosos y terribles, sino además por toda la eternidad? ¿Puede llamarse a eso, ‘amor’? ¿Puede llamarse a eso, ‘justicia’? ¿Es justo, es ‘justicia’ que ‘pecados’ temporales, finitos, sean ‘resarcidos’ con suplicios infinitos?
  • - La perfección moral, ética de ese dios. Se supone que dios es la perfección absoluta. Todas las virtudes en grado de perfección, además, infinita. Ya estamos viendo que eso está bastante en entredicho.
En fin, estamos observando que apenas nos introducimos en algo de algún detalle sobre las construcciones teológicas que se han elaborado a propósito de la Biblia, nos adentramos en un laberinto cada vez mayor de otras elaboraciones, creencias, dogmas, mitos y nociones, que tienden a complicar las cosas. Así que no queda más que invocar algo de paciencia y continuar nuestro estudio.
 
 
Sin embargo, digamos algo más para cerrar esta entrega. Una de las cosas que iremos descubriendo a medida que nos adentremos en el examen directo de la Biblia, en relación al punto que tratamos en este momento: el carácter y naturaleza del dios bíblico, es la característica absolutamente dual, dicotómica, y como decimos, esquizofrénica o bipolar de ese dios. Algo que no correspondería mucho que digamos con la entidad creadora y rectora del Universo que se supone perfecta, infalible e infinitamente coherente. Pero es que habrá que reiterarlo muchas veces: estamos hablando de la creación de mentes, de hombres, de sacerdotes y profetas de una cultura primitiva que pusieron por escrito las concepciones primitivas de su tiempo, herencia y circunstancias. Exactamente eso en esencia, con un montón de detalles, por supuesto. Uno de ellos es que ese dios tenía que ser, y de hecho, como veremos en citas bíblicas específicas, era o es la fuente fundamental de todo, tanto lo bueno como lo malo. Del bien, y también del mal (de hecho, en la cita de Pablo que colocamos arriba puede observarse este aspecto), de la luz y la oscuridad, del amor y la bondad, pero también de la furia, el odio y la venganza. Todo un
 
 
DIOS BIPOLAR
 
 
Es un Dios de dos caras, o un Dios esquizofrénico:
  • - Un Dios de Amor, pero que también es vengativo, criminal y castigador...
  • - Un Dios Padre, capaz de matar o poner a sufrir a sus hijos, incluso infinitamente...
  • - Un Dios que "no hace acepción de personas", pero tiene "pueblos elegidos"...
  • - Un Dios que dice ´"ámense los unos a los otros", pero también "maten y asesinen en mi nombre"...
  • - Un Dios que crea, pero también destruye...
  • - Un Dios Padre, -pero no una Diosa Madre-, que excluye a las mujeres...
  • - Un Dios amante, al que hay que "servir con temor y temblor"...
  • - Un Dios de paz, pero que fomenta las guerras...
  • - Un Dios que dice "no matarás", pero que mata, u ordena a sus "fieles" matar...
  • - Un Dios misericordioso, que por los 'pecados' de una corta vida, te puede condenar a sufrir suplicios indecibles eternamente...
Y así, ad infinitum... 
 
 
Es decir, un dios disociado, tiránico, contradictorio y asesino, pero al mismo tiempo amoroso, bondadoso, generoso y complaciente… sólo si hacías o haces lo que le agrada u ordena... Es decir, sí, perfecto, el perfecto chantaje, para justificar las conductas disociadas, tiránicas, contradictorias y asesinas de sus "seguidores"... 
 
 
Todo un perfecto y a juzgar por los resultados, efectivísimo extorsionador este dios. 
 
 
No está mal para mentes arcaicas y primitivas, ¿no?