Wednesday, June 03, 2009

EL PROBLEMA CENTRAL DE LA HUMANIDAD



El gran problema político de la Humanidad es que éste no es esencialmente un problema político.

El gran problema económico de la Humanidad es que éste no es esencialmente un problema económico.

El gran problema social de la Humanidad es que éste no es esencialmente un problema social.

El gran problema militar de la Humanidad es que éste no es esencialmente un problema militar.

El gran problema ecológico de la Humanidad es que éste no es esencialmente un problema ecológico.

Todos estos ámbitos de problemas y algunos otros son esencialmente un asunto espiritual.

El gran problema de la Humanidad es un problema espiritual y de éste ámbito surgen todos los demás.

Cuando hablamos de problema espiritual nos referimos a que nuestras concepciones fundamentales acerca del mundo, la Humanidad, y la Vida en su totalidad, son disfuncionales a la Vida misma. En otras palabras, son concepciones que de una manera u otra, atentan contra la permanencia, sustentabilidad y plena realización de la potencialidad de la Vida en sus distintas expresiones y ámbitos.

Llevándolo a palabras más sencillas, el problema espiritual del mundo es un asunto de creencias. De las creencias centrales en las que fundamentamos nuestras culturas -o nuestra cultura planetaria- y por ende, nuestros sistemas filosóficos, religiosos, políticos, económicos, militares, sociales, en fin, todas las áreas del quehacer humano.

La Humanidad lleva siglos intentando resolver sus problemas políticos, sociales, económicos, militares, etc. a través de medios políticos, sociales, económicos, militares. Y si atendemos a los resultados que vemos a nuestro alrededor y por todas partes, sin mucho éxito que digamos. En el mejor de los casos, las 'soluciones' son como paños de agua tibia, o meros cambios provisionales y limitados. Sin ir a la raíz de los asuntos, y por ello vuelven a surgir.

De hecho, pareciera que llevamos milenios repitiendo los mismos patrones de guerras, injusticia, explotación, hambre, depredación del ambiente, crimen, pobreza, e infelicidad. Incluso, muchos de nuestros problemas, lejos de haber disminuido, parecieran haberse agravado a límites insostenibles, como lo evidencia el crucial dilema ambiental, la crisis económica global, o las amenazas de conflagraciones bélicas con posibilidad de utilización de armas nucleares.

Esto se debe a que la Humanidad en su conjunto no ha atinado a acertar a la raíz de todos estos problemas. Por lo tanto, se atacan las consecuencias, dejando incólume su génesis.

Y esta raíz como hemos dicho, se encuentra en nuestros sistemas de creencias: erróneos, disfuncionales y sobre todo, sostenidos.

Pero todos estos sistemas a su vez podríamos derivarlos de una matriz fundamental: Un paradigma cultural, es decir, un modelo de pautas y principios, que generan las bases conceptuales, perceptuales e interpretativas fundamentales de nuestra relación con el mundo.

Este paradigma podríamos sintetizarlo en lo que hemos llamado el Paradigma de Separación-Dominación.

Podríamos esbozarlo en tres proposiciones básicas en orden de importancia:

1) La Separación como orden natural de las cosas: todo lo que existe está separado, desvinculado, fragmentado.

2) La Superioridad como orden natural de las cosas: lo que está separado está estructurado en órdenes jerárquicos separados.

3) La Dominación como orden natural de las cosas:la separación y superioridad deben existir necesariamente, a la fuerza si es necesario.


Como podemos ver, todas estas proposiciones y muchas otras que podríamos mencionar, surgen, derivan, del Paradigma y de la idea de Separación.

Este paradigma se justifica, explica, y estructura con toda suerte de elaboraciones teológicas, filosóficas, científicas, sociales, y de todo tenor.

Y generan a su vez muchas de nuestras creencias sociales y colectivas:

- La idea de escasez de recursos. (Por cierto, todo un paradigma, el Paradigma de Escasez)
- La idea de la competencia de unos contra otros.
- La idea de superioridad racial, sexual, cultural, étnica, social.
- La idea de 'cada quien para sí mismo', generadora a su vez de la idea del 'propio interés' como dinamismo económico y social fundamental inevitable y más aún, deseable.
- Las ideas -y praxis- de explotación de la naturaleza.
- Las ideas -y praxis- de explotación de otros seres humanos.
- Las ideas -y praxis- de separación de clases sociales.
- Las ideas -y praxis- de hiperacumulación de recursos y consumismo adictivo.

Y un centenar de etcéteras más, incluyendo la fundamental idea de que aún individualmente estamos separados de nosotros mismos: las distintas dimensiones que constituyen nuestro ser están desvinculadas, incluso, negamos o despreciamos algunas de ellas. Lo racional es una cosa, lo emocional es otra, lo corporal va por otro lado, lo sensible por otra, lo poético, divino, sensual, etc. Todo está desconectado, y por tanto vivimos fragmentados interiormente y asimismo, defragmentados de los demás y de toda la Vida.

Ahora viene la pregunta que han estado formulando muchas personas a lo largo de la Historia y en nuestro tiempos de una manera cada vez más insisitente: científicos, poetas, artistas, antropólogos, historiadores, filósofos, místicos, políticos, religiosos, y lo más importante; gente corriente del día a día, como nosotros:

¿"Y si todo este asunto de la separación no es más que una mentira, una ficción, una ilusión"?

Inmediatemente saltan todos los condicionamientos de siglos y milenios de un paradigma separador-dominador: "¿estás loco?", "¡mira la realidad!", "¿a dónde te llevará esa loca idea?".

Pues es mejor que sí, que examinemos a dónde nos podría llevar esa nueva idea, un examen más profundo de la naturaleza de la realidad, una exploración más honda y esencial de lo que somos.

Cuando hacemos eso, empieza a surgir una nueva perspectiva que apunta a lo que la Espiritualidad ancestral y perenne sostiene y lo que la Nueva Ciencia viene afirmando:

"NADA ESTÁ SEPARADO DE NADA MÁS, TODO ESTÁ INEXTRICABLEMENTE INTERCONECTADO, VINCULADO, ENTRETEJIDO EN UNA INCREÍBLE MATRIZ DE CONEXIONES, RELACIONES Y LAZOS INTERDEPENDIENTES"

La Espiritualidad sostiene que no estamos separados de los demás, ni de la naturaleza, ni de nosotros mismos, ni de la energía creativa infinita que constituye el Universo -que algunos llaman Dios-

Y nos propone que fundamentemos toda nuestra política, toda nuestra economía, toda nuestra cultura, toda nuestra sociedad, y todo nuestro propósito individual y colectivo en esa nueva perspectiva.

Porque en ello, en definitiva, en ello se define, se fundamenta nuestro Ser.

¿Qué nos parece? ¿Le daremos aunque no más sea una posibilidad a esta visión?

¿La exploraremos?

Y si nos parece correcta, ¿la llevaremos a la praxis, a una expresión concreta?

Ser o no Ser, ésa es la cuestión.