Wednesday, March 19, 2008

EL EVANGELIO AÚN PENDIENTE POR SER ANUNCIADO



Sobre el artículo de Neale 'El Resto de la Historia', -el cual aparece más abajo, en esta misma fecha- hecho por Neale, escribí algunos comentarios... :

La doctrina usual es: cree en Jesús -o en Cristo- y serás salvo...

Lo que jamás se ha enseñado -al menos no abiertamente- es lo que Jesús se empeñó en decir, pero quedó opacado: 'lo que yo hago, ustedes también pueden hacerlo, no es que yo soy un dios, ustedes también son dioses... la idea es que se den cuenta de su poder, no sólo del mío, o el de Dios... el mismo poder que yo tengo, ustedes lo tienen... Mientras no puedan creer esto (es decir en ustedes mismos), está bien, pues crean en mí y es prácticamente lo mismo, porque todos somos Uno'.

'Pero no coloquen para siempre su poder fuera de ustedes, sino reconozcan, comprendan y ejerzan el poder con el que están dotados...

Si lo hacen, aunque sea al nivel de un grano de mostaza, le dirán a un monte desarráigate y lo hará...'

El gran problema de la versión tradicional es que se abdica del propio poder creador y hasta de la propia dignidad, para dárselo a otro, a la 'autoridad', o a quien invoca el poder divino para expropiarte todo poder...

Entonces se creó una religión sobre Jesús, a propósito de Jesús y se olvidó casi por completo la espiritualidad o enseñanzas de Jesús, o por así decirlo, la religión de Jesús...

Torciendo, manipulando o soslayando las palabras de Jesús, luego Pablo diosificándolo -sólo a él- y luego los Padres de la Iglesia torciéndolo todo, más el desastre de la oficialización imperial del cristianismo, quedó desvirtuado casi en su totalidad el contenido jesuano...


Del 'todos ustedes son hermanos', al 'serán hermanos si...'

Del 'lo que yo hago ustedes también pueden', al 'sólo Cristo salva'

Del 'todos ustedes son hijos de Dios', al 'Jesús es el Hijo de Dios y ustedes sólo lo serán si creen en su nombre'...

Del 'dioses sois' al 'ustedes son miserables pecadores y sólo serán dignos si creen...'

Del Jesús hombre que muestra la divinidad del ser humano, al Jesús Dios, que sólo él es divino... Etc., etc...


En fin, la buena noticia del enviado a anunciar la buena nueva de la liberación del temor, la separación y opresión del viejo sistema de pensamiento aún está vigente, más bien, pendiente...

La buena nueva de la divinidad del ser humano, su tremendo poder creador y la Unidad de todas las cosas, es aún revolucionario, emergente, por anunciar...

Gracias a Dios, siempre hay tiempo, espacio y oportunidades para que llegue la Resurreción, para que la Luz, el Salvador, el Ungido, la Verdad, el Camino, la Vida, que somos, nazca nuevamente en nuestras vidas y se exprese, así sea poco a poco, o grandemente, como quiera que elijamos sea, se anuncie y se actúe...


Que esta buena noticia sea captada, revelada y develada, expresada y experimentada, hecha praxis personal y colectiva, es mi intención, propósito y deseo para todos ...
EL RESTO DE LA HISTORIA DE JESÚS


Un interesante artículo de Neale Donald Walsch, sobre lo no muy divulgado del significado de la vida de Jesús de Nazareth.

Neale Donald Walsch es el escritor de la serie de libros "Conversaciones con Dios"



EL RESTO DE LA HISTORIA


Jesús fue –es- un Salvador para toda la Humanidad .

Como lo somos tú y yo.

Ahora la diferencia entre tú, yo y Jesús está en que él donó el abrigo, prestó la capa, aceptó la responsabilidad. La mayoría de nosotros no. En ese sentido, Jesús es nuestro salvador. Por cuanto él hizo con su vida lo que muy pocos de nosotros hemos hecho con la nuestra. ¡Él hizo lo que todos vinimos aquí a hacer! Y al hacerlo, nos “salvó” de la necesidad de hacerlo, si no lo deseamos.

Déjenme explicar. Todos hemos venido a salvar al mundo. No de las “asechanzas del diablo”, o de la “condenación eterna” (como enseña CCD, no hay tal cosa como el diablo, y la condenación no existe.) Hemos venido a salvar al mundo de su propia noción errada de sí mismo.

Ahora mismo estamos viviendo un mundo de nuestra propia creación; una no verdad; una experiencia que no tiene nada que ver con la Realidad Última, o con Quien Realmente Somos. Jesús sabía esto. Él también sabía Quién Realmente Era. Y lo declaró para que todos pudieran escucharlo.

El también declaró algo más. Dijo que lo que él hizo en la Tierra, nosotros también podíamos hacerlo.

Algunos no creen esto. Ellos no pueden creer que les podrían ser otorgadas –de hecho, que se les han otorgado- las mismas habilidades que a Jesús. Sin embargo, este nivel de fe es la clave para experimentar estos dones. Eso fue lo que Jesús enseñó. Ése fue su Mensaje Central.

Escribí un librito, Recreándote a ti mismo, el cual expone mucho de esto directamente. Cito de él.


Fue el mismo Jesús quien dijo: “Conforme a tu fe, así sea”. Fue el mismo Jesús quien dijo, “¡Oh mujer, grande es tu Fe, sea en ti según tu deseo!” Y la hija de la mujer sanó en aquella misma hora. Y fue el mismo Jesús el que dijo, “Si ustedes tuvieran fe como un grano de mostaza, le dirían a aquélla montaña: desarráigate, y lo haría, y nada les sería imposible”. Sin embargo, si no puedes creer en ti mismo y en tu propia herencia divina (y porque efectivamente mucha gente no puede creer en sí misma), Jesús, en un enorme acto de Amor y Compasión te invita a creer en Él.

“En verdad, en verdad les digo, que aquél que crea en mí, las obras que yo hago él también las hará, y aún mayores que yo las hará, por cuanto voy al Padre. Y cualesquiera cosa que pidan en mi nombre, yo las haré, de manera que el Padre pueda ser glorificado en el Hijo. Y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré. “

¿No es esa una extraordinaria promesa? Tan grande y tan completo fue el entendimiento de Jesús de quién era, y de quién tú eres (“Yo y mi Padre somos Uno”, dijo y más tarde, “todos ustedes son hermanos”), que él sabía profundamente que no habría límite a lo que podrías hacer, si creyeras en tí mismo, o en él. ¿Podría haber aquí un error acerca de las declaraciones de Jesús? ¿Podría haber una mala interpretación? No. Sus palabras son muy claras. Él quería que te consideraras a ti mismo Uno con el Padre, exactamente del modo como él es Uno con Dios. Tan grande era su amor por la Humanidad, y tan lleno de compasión estuvo por su sufrimiento, que se llamó a elevarse a sí mismo al nivel más alto, a moverse a la más grande expresión de su ser, de manera de presentar un ejemplo vivo a todos los seres humanos en todas partes. Y en consecuencia, oró porque pudiéramos ver la evidencia, no sólo de su unidad con Dios, sino la nuestra también.

(“Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean Uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean Uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean Uno, así como nosotros somos Uno.”)

No se puede ser más claro.

Conversaciones con Dios nos dice que todos nosotros somos miembros del cuerpo de Dios, aunque nos imaginemos a nosotros mismos como separados, y de ningún modo parte de Dios.

Cristo entendió nuestra dificultad para creer que somos parte de Dios, parte del cuerpo mismo de Dios. No obstante, Cristo creía esto de sí mismo. Por tanto, era una simple cuestión (y una maravillosa inspiración) para él, invitar a aquéllos que no podían imaginarse a sí mismos como una parte de Dios, a imaginar ser parte de él. Por cuanto ya él había declarado de sí mismo ser una parte de Dios… y si nosotros pudiéramos creer simplemente que somos una parte de Cristo, por extensión necesariamente tendríamos que ser una parte de Dios.

Jesús debe haber enfatizado este punto muchas veces, porque los registros de sus enseñanzas, y los comentarios sobre ellas, contienen en la Biblia incontables referencias a esta relación. Coloquemos sólo unas pocas de estas referencias separadas juntas y tendremos una extraordinaria revelación:

Yo y mi Padre somos Uno (Juan 10:30)

La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. (Juan 17:22)

Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad. (Juan 17:23)

Que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. (Juan 17:26)

Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. (Romanos 12:5)

Y el que planta y el que riega son una misma cosa (1 Cor. 3:8)

Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan. (1 Cor. 10:17)

Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo…(1 Cor 12:12-16)

Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. (1 Cor. 12:20)



Todos nosotros somos miembros del Cuerpo de Cristo. Todos nosotros somos el Uno Cristificado. Y si Cristo es Uno con Dios, así, también, lo somos nosotros. Nosotros simplemente no lo sabemos. Nos rehusamos a creerlo. No podemos imaginarlo.


Sin embargo, no es cierto que ir a través de Jesús sea requerido para ir con Dios. Jesús nunca pronunció esas palabras, ni siquiera cercanamente. Ese no era su mensaje.

Su mensaje fue: si ustedes no creen en mí, si ustedes creen que yo soy quien digo ser a causa de todo lo que he hecho, entonces ustedes nunca creerán en ustedes mismos, en quienes son, y su propia experiencia de Dios será inalcanzable.

Jesús dijo lo que dijo, hizo lo que hizo, -realizó milagros, curó a los enfermos, resucitó muertos- incluso resucitó Él mismo de la muerte, para que pudiéramos saber Quién Él Era… y de este modo, que supiéramos también Quiénes Somos Realmente.

Es esta segunda parte de la ecuación la que usualmente se deja fuera de la doctrina tradicional acerca de Cristo.

Y así ya ves, Jesús es nuestro Salvador, al grado que él nos ha salvado de la ilusión de nuestra separación de Dios. Jesús es el Hijo de Dios, como lo somos todos.

NDW