Wednesday, March 19, 2008

EL EVANGELIO AÚN PENDIENTE POR SER ANUNCIADO



Sobre el artículo de Neale 'El Resto de la Historia', -el cual aparece más abajo, en esta misma fecha- hecho por Neale, escribí algunos comentarios... :

La doctrina usual es: cree en Jesús -o en Cristo- y serás salvo...

Lo que jamás se ha enseñado -al menos no abiertamente- es lo que Jesús se empeñó en decir, pero quedó opacado: 'lo que yo hago, ustedes también pueden hacerlo, no es que yo soy un dios, ustedes también son dioses... la idea es que se den cuenta de su poder, no sólo del mío, o el de Dios... el mismo poder que yo tengo, ustedes lo tienen... Mientras no puedan creer esto (es decir en ustedes mismos), está bien, pues crean en mí y es prácticamente lo mismo, porque todos somos Uno'.

'Pero no coloquen para siempre su poder fuera de ustedes, sino reconozcan, comprendan y ejerzan el poder con el que están dotados...

Si lo hacen, aunque sea al nivel de un grano de mostaza, le dirán a un monte desarráigate y lo hará...'

El gran problema de la versión tradicional es que se abdica del propio poder creador y hasta de la propia dignidad, para dárselo a otro, a la 'autoridad', o a quien invoca el poder divino para expropiarte todo poder...

Entonces se creó una religión sobre Jesús, a propósito de Jesús y se olvidó casi por completo la espiritualidad o enseñanzas de Jesús, o por así decirlo, la religión de Jesús...

Torciendo, manipulando o soslayando las palabras de Jesús, luego Pablo diosificándolo -sólo a él- y luego los Padres de la Iglesia torciéndolo todo, más el desastre de la oficialización imperial del cristianismo, quedó desvirtuado casi en su totalidad el contenido jesuano...


Del 'todos ustedes son hermanos', al 'serán hermanos si...'

Del 'lo que yo hago ustedes también pueden', al 'sólo Cristo salva'

Del 'todos ustedes son hijos de Dios', al 'Jesús es el Hijo de Dios y ustedes sólo lo serán si creen en su nombre'...

Del 'dioses sois' al 'ustedes son miserables pecadores y sólo serán dignos si creen...'

Del Jesús hombre que muestra la divinidad del ser humano, al Jesús Dios, que sólo él es divino... Etc., etc...


En fin, la buena noticia del enviado a anunciar la buena nueva de la liberación del temor, la separación y opresión del viejo sistema de pensamiento aún está vigente, más bien, pendiente...

La buena nueva de la divinidad del ser humano, su tremendo poder creador y la Unidad de todas las cosas, es aún revolucionario, emergente, por anunciar...

Gracias a Dios, siempre hay tiempo, espacio y oportunidades para que llegue la Resurreción, para que la Luz, el Salvador, el Ungido, la Verdad, el Camino, la Vida, que somos, nazca nuevamente en nuestras vidas y se exprese, así sea poco a poco, o grandemente, como quiera que elijamos sea, se anuncie y se actúe...


Que esta buena noticia sea captada, revelada y develada, expresada y experimentada, hecha praxis personal y colectiva, es mi intención, propósito y deseo para todos ...
EL RESTO DE LA HISTORIA DE JESÚS


Un interesante artículo de Neale Donald Walsch, sobre lo no muy divulgado del significado de la vida de Jesús de Nazareth.

Neale Donald Walsch es el escritor de la serie de libros "Conversaciones con Dios"



EL RESTO DE LA HISTORIA


Jesús fue –es- un Salvador para toda la Humanidad .

Como lo somos tú y yo.

Ahora la diferencia entre tú, yo y Jesús está en que él donó el abrigo, prestó la capa, aceptó la responsabilidad. La mayoría de nosotros no. En ese sentido, Jesús es nuestro salvador. Por cuanto él hizo con su vida lo que muy pocos de nosotros hemos hecho con la nuestra. ¡Él hizo lo que todos vinimos aquí a hacer! Y al hacerlo, nos “salvó” de la necesidad de hacerlo, si no lo deseamos.

Déjenme explicar. Todos hemos venido a salvar al mundo. No de las “asechanzas del diablo”, o de la “condenación eterna” (como enseña CCD, no hay tal cosa como el diablo, y la condenación no existe.) Hemos venido a salvar al mundo de su propia noción errada de sí mismo.

Ahora mismo estamos viviendo un mundo de nuestra propia creación; una no verdad; una experiencia que no tiene nada que ver con la Realidad Última, o con Quien Realmente Somos. Jesús sabía esto. Él también sabía Quién Realmente Era. Y lo declaró para que todos pudieran escucharlo.

El también declaró algo más. Dijo que lo que él hizo en la Tierra, nosotros también podíamos hacerlo.

Algunos no creen esto. Ellos no pueden creer que les podrían ser otorgadas –de hecho, que se les han otorgado- las mismas habilidades que a Jesús. Sin embargo, este nivel de fe es la clave para experimentar estos dones. Eso fue lo que Jesús enseñó. Ése fue su Mensaje Central.

Escribí un librito, Recreándote a ti mismo, el cual expone mucho de esto directamente. Cito de él.


Fue el mismo Jesús quien dijo: “Conforme a tu fe, así sea”. Fue el mismo Jesús quien dijo, “¡Oh mujer, grande es tu Fe, sea en ti según tu deseo!” Y la hija de la mujer sanó en aquella misma hora. Y fue el mismo Jesús el que dijo, “Si ustedes tuvieran fe como un grano de mostaza, le dirían a aquélla montaña: desarráigate, y lo haría, y nada les sería imposible”. Sin embargo, si no puedes creer en ti mismo y en tu propia herencia divina (y porque efectivamente mucha gente no puede creer en sí misma), Jesús, en un enorme acto de Amor y Compasión te invita a creer en Él.

“En verdad, en verdad les digo, que aquél que crea en mí, las obras que yo hago él también las hará, y aún mayores que yo las hará, por cuanto voy al Padre. Y cualesquiera cosa que pidan en mi nombre, yo las haré, de manera que el Padre pueda ser glorificado en el Hijo. Y cualquier cosa que pidan en mi nombre, yo la haré. “

¿No es esa una extraordinaria promesa? Tan grande y tan completo fue el entendimiento de Jesús de quién era, y de quién tú eres (“Yo y mi Padre somos Uno”, dijo y más tarde, “todos ustedes son hermanos”), que él sabía profundamente que no habría límite a lo que podrías hacer, si creyeras en tí mismo, o en él. ¿Podría haber aquí un error acerca de las declaraciones de Jesús? ¿Podría haber una mala interpretación? No. Sus palabras son muy claras. Él quería que te consideraras a ti mismo Uno con el Padre, exactamente del modo como él es Uno con Dios. Tan grande era su amor por la Humanidad, y tan lleno de compasión estuvo por su sufrimiento, que se llamó a elevarse a sí mismo al nivel más alto, a moverse a la más grande expresión de su ser, de manera de presentar un ejemplo vivo a todos los seres humanos en todas partes. Y en consecuencia, oró porque pudiéramos ver la evidencia, no sólo de su unidad con Dios, sino la nuestra también.

(“Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la palabra de ellos, para que todos sean Uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean Uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean Uno, así como nosotros somos Uno.”)

No se puede ser más claro.

Conversaciones con Dios nos dice que todos nosotros somos miembros del cuerpo de Dios, aunque nos imaginemos a nosotros mismos como separados, y de ningún modo parte de Dios.

Cristo entendió nuestra dificultad para creer que somos parte de Dios, parte del cuerpo mismo de Dios. No obstante, Cristo creía esto de sí mismo. Por tanto, era una simple cuestión (y una maravillosa inspiración) para él, invitar a aquéllos que no podían imaginarse a sí mismos como una parte de Dios, a imaginar ser parte de él. Por cuanto ya él había declarado de sí mismo ser una parte de Dios… y si nosotros pudiéramos creer simplemente que somos una parte de Cristo, por extensión necesariamente tendríamos que ser una parte de Dios.

Jesús debe haber enfatizado este punto muchas veces, porque los registros de sus enseñanzas, y los comentarios sobre ellas, contienen en la Biblia incontables referencias a esta relación. Coloquemos sólo unas pocas de estas referencias separadas juntas y tendremos una extraordinaria revelación:

Yo y mi Padre somos Uno (Juan 10:30)

La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno. (Juan 17:22)

Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad. (Juan 17:23)

Que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos. (Juan 17:26)

Así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. (Romanos 12:5)

Y el que planta y el que riega son una misma cosa (1 Cor. 3:8)

Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan. (1 Cor. 10:17)

Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo. Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu. Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo…(1 Cor 12:12-16)

Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. (1 Cor. 12:20)



Todos nosotros somos miembros del Cuerpo de Cristo. Todos nosotros somos el Uno Cristificado. Y si Cristo es Uno con Dios, así, también, lo somos nosotros. Nosotros simplemente no lo sabemos. Nos rehusamos a creerlo. No podemos imaginarlo.


Sin embargo, no es cierto que ir a través de Jesús sea requerido para ir con Dios. Jesús nunca pronunció esas palabras, ni siquiera cercanamente. Ese no era su mensaje.

Su mensaje fue: si ustedes no creen en mí, si ustedes creen que yo soy quien digo ser a causa de todo lo que he hecho, entonces ustedes nunca creerán en ustedes mismos, en quienes son, y su propia experiencia de Dios será inalcanzable.

Jesús dijo lo que dijo, hizo lo que hizo, -realizó milagros, curó a los enfermos, resucitó muertos- incluso resucitó Él mismo de la muerte, para que pudiéramos saber Quién Él Era… y de este modo, que supiéramos también Quiénes Somos Realmente.

Es esta segunda parte de la ecuación la que usualmente se deja fuera de la doctrina tradicional acerca de Cristo.

Y así ya ves, Jesús es nuestro Salvador, al grado que él nos ha salvado de la ilusión de nuestra separación de Dios. Jesús es el Hijo de Dios, como lo somos todos.

NDW

Sunday, February 03, 2008

Sobre la 'Violencia Innata' en el Ser Humano 2



Un muy importante artículo sobre este tema del famoso antropólogo Richard Leakey, para complementar la información de Ashley Montagu que aparece en blogs pasados.




La génesis de la agresividad en el hombre


En 1937, un afortunado descubrimiento sacó a la luz uno de los productos más impresionantes de la civilización andina antigua. En junio de dicho año, Julio Tello, pionero de la arqueología en Perú, estaba explorando lugares históricos de la costa de su país, al norte de Lima, y decidió hospedarse en una pequeña hacienda del pueblo de Sechín. Allí vio una piedra curiosamente esculpida, llevada a la casa como objeto decorativo. Pensó que la escultura debía ser parte de una construcción local interesante y pidió que le indicaran el lugar donde la habían encontrado. El propietario de la hacienda condujo a Julio Tello al pie de un cerro cercano, donde éste advirtió que otras piedras análogamente labradas sobresalían del suelo. Con la seguridad de haber dado con algo importante, Julio Tello inició una excavación inmediatamente. Se quedó en Sechín los dos meses siguientes, tiempo durante el cual desenterró los restos de un notable monumento.

Hace unos 3000 años, las gentes del lugar, hoy conocido como Cerro Sechín, habían construido un edificio cuadrado en cuya fachada y muros laterales se ve una fila de guerreros desfilando salpicada de imágenes de cabezas cortadas, ojos sacados, torsos eviscerados, niños partidos por la mitad, brazos sueltos y montones de vértebras. El mensaje es claro: es una demostración de fuerza militar, una inconfundible amenaza de agresión. Aunque Cerro Sechín es único como muestra de la arquitectura andina antigua, imágenes guerreras parecidas se hallan en construcciones y monumentos de civilizaciones de Centroamérica y del Viejo Mundo de este período. La cerámica moche del Perú también representa soldados triunfales que celebran su victoria sobre abyectos prisioneros. La "iconografía del poder", como la describe el antropólogo estadounidense Joyce Marcus, se convierte en un tema común y convincente entre las civilizaciones nacientes de todo el mundo. A medida que las ciudades se convirtieron en ciudades-estado, y éstas en naciones, sus gobernantes se decantaron cada vez más hacia la amenaza y la demostración de poderío militar. Algunos dicen que seguramente este aspecto constante de la historia indica algo acerca de la naturaleza de la humanidad, indica que los seres humanos son agresivos por naturaleza, que la guerra está en nuestros genes.

Es un hecho innegable, como señala Marshall Sahlins, que "la guerra aumenta en intensidad, en derramamiento de sangre y en duración... a través de la evolución de la cultura, y alcanza su culminación en la civilización moderna". La historia humana puede evaluarse de muchas maneras, pero una de las medidas más horribles es el saldo de muerte dejado por las guerras cada vez más agudamente encarnizadas. Sigmund Freud dijo: "Los hombres no son seres amables y amistosos que desean el amor... Hay que contar con una buena dosis de deseo de agresión, como parte de los instintos de los que están dotados... Quienquiera que piense en las atrocidades de las antiguas migraciones, en las invasiones de los hunos o de los llamados mongoles bajo Genghis Khan y Tamerlán, en el saqueo de Jerusalén por parte de los piadosos cruzados e incluso, en los horrores de la última guerra mundial, tendrá que inclinar su cabeza ante la realidad de esta concepción del hombre." Freud creía que los hombres están dotados de un instinto básico para la agresión y que éste se manifiesta repetidamente en el campo de batalla.


El significado de Makapansgat


A menudo se ha pretendido que los descubrimientos de hombres fósiles refuerzan estas ideas. Generalmente, los descubrimientos a los que se hacía referencia eran los de las cuevas sudafricanas, en especial la de Makapansgat. Aquí, los restos de Australopithecus africanos estaban entremezclados con gran número de cráneos de papión y con millares de fragmentos óseos de otros animales.

En una serie notoria de treinta y nueve artículos científicos, publicados entre 1949 y 1965, Raymond Dart revisó la evidencia de Makapansgat. En los huesos viejos de esta cueva vio signos claros de un comportamiento clave que nos separaba de nuestros antepasados simiescos: los homínidos se habían convertido en carnívoros, dijo. Analizó la causa de la muerte de cincuenta y ocho papiones, cuyos cráneos fueron hallados en las cuevas, y afirmó que las fracturas hundidas de muchos de los cráneos indicaban que éstos habían sido golpeados por algún tipo de cachiporra empleada principalmente por atacantes que se valían preferentemente de la mano derecha. Raymond Dart resaltaba así sus ideas: "Según esta tesis, los antecesores del hombre se diferenciaban de los antropomorfos actuales en que eran matadores confirmados: seres carnívoros que cogían presas vivas mediante violencia, las apaleaban hasta matarlas, despedazaban sus cuerpos rotos, descuartizaban sus miembros, apagaban su sed voraz con la sangre roja de las víctimas y devoraban ávidamente la lívida carne magullada."

Cuando Raymond Dart examinó con detalle los restos fósiles de los australopitecinos de la cueva, observó que, aparentemente, también ellos presentaban señales de violencia. Parecía que los instintos de matar de nuestros antepasados no se limitaban a papiones y otros animales, a pesar del hecho de que en este punto de la historia humana el cerebro de los homínidos era todavía relativamente pequeño. "Probablemente, este equipo mental microcefálico resultaba de sobras adecuado para la fase sansónica de evolución del hombre -fase ruda, omnívora, de canibalismo, de empuñar huesos a modo de porra, de serrar con quijadas... La repugnante crueldad de la humanidad para con el hombre constituye uno de sus rasgos ineludibles, característicos y diferenciales; sólo es explicable en términos de sus orígenes de caníbal."

Resumiendo sus ideas sobre los orígenes del hombre en su ensayo The predatory transition from ape to man (La transición depredadora del mono al hombre), aparecido en 1953, Raymond Dart decía: "Los archivos de la historia humana, bañados en sangre y plagados de carnicerías, desde los más antiguos registros egipcios y sumerios a las atrocidades más recientes de la segunda guerra mundial, concuerdan, junto con el primitivo canibalismo universal, con las prácticas de sacrificar seres humanos o animales, o sus sustitutos en religiones formalizadas, y con el arrancar cabelleras, cazar cabezas, mutilar cuerpos y otras prácticas necrofilias generalizadas de la humanidad, en proclamar este rasgo diferencial de ansia de sangre, este hábito depredador, este signo de Caín, que separa dietéticamente al hombre de sus parientes antropoideos y más bien lo alía con los carnívoros más mortíferos."

Las conclusiones de Raymond Dart fueron radicales, y sus descripciones, gráficas. En la atmósfera tensa y de tañido del fin del mundo de la segunda guerra mundial y sus resultados, trató de explicar el estado del mundo en términos de una determinada concepción de la prehistoria. Más tarde encontró un seguidor vehemente en Robert Ardrey, dramaturgo, periodista y ensayista. En una prosa vívida y evocadora, Robert Ardrey esbozó un cuadro impresionante de nuestro pasado. En una serie de obras populares, African Genesis (Génesis africana), Territorial Imperative (El imperativo territorial), Hunting Hypothesis (La hipótesis de la caza) y Social Contract (El contrato social), describió la historia del hombre como supuestamente depredadora, de carnívoro y de caníbal, y promulgó la noción de que los hombres no pueden librarse de los instintos agresivos que modelaron la historia humana. "El hombre es un depredador cuyo instinto es matar con un arma", dijo en 1961 -concepción que aún sostenía cuando murió en 1980. "Nos gusta la violencia en el deporte y en los pasatiempos; es un residuo de nuestro pasado cazador."

La de Robert Ardrey no fue la única voz que proclamó públicamente el signo de Caín, y muchos psicólogos y biólogos compartieron esta noción; entre ellos cabe destacar al ganador del premio Nobel Konrad Lorenz en su libro On Aggression (Sobre la agresión). Cineastas y escritores de ficción divulgaron la idea hasta hacerla de dominio público con obras tales como West Side Story, 2001: una odisea del espacio y El señor de las moscas.

El tema adquirió popularidad y gozó de gran aceptación: los hombres son innatamente inhumanos, y ello explica gran parte de la miseria, el sufrimiento y los actos de guerra en el mundo.

Creo que estas ideas son erróneas. En este capítulo voy a analizar la validez de las pruebas, exponer otros aspectos de la prehistoria humana que pueden arrojar alguna luz sobre la "naturaleza humana" y examinar el modelo de desarrollo urbano desde la revolución agrícola, fenómeno que, creo, revela muchas cosas sobre el funcionamiento de la sociedad moderna.


Veamos en primer lugar los huesos de la cueva de Makapansgat. El lento proceso de erosión se ha llevado gran parte del techo de la cueva, dejando al descubierto una brecha asombrosamente rica en fragmentos óseos fósiles. Por ahora se han recogido del lugar más de un cuarto de millón de fósiles. Al igual que en las demás cuevas sudafricanas, lo que sugirió la posible presencia de restos de homínidos fue el descubrimiento de cráneos de papiones fosilizados. James Kitching descubrió, en 1947, el primer homínido hallado en el lugar, el que Raymond Dart llamó, primero, Australopithecus prometheus porque parecía que había empleado fuego, pero cuyo nombre fue luego cambiado a Australopithecus africanos, cuando se demostró como falso el supuesto del fuego.

Las especulaciones de Raymond Dart sobre los australopitecinos de Makapansgat tenían dos vertientes. Una, su interpretación de que los grandes desperfectos que presentaban los restos de homínidos indicaban un grado notorio de violencia interpersonal. La otra, el hecho de que, después del examen minucioso de 7.159 fragmentos fosilizados de huesos de animales de la brecha, sacó la conclusión de que los homínidos habían llevado muchos de los huesos a la cueva a fin de fabricarse armas y utensilios con ellos. A Raymond Dart le impresionó el hecho de que, entre los depósitos, los huesos de algunas partes del esqueleto abundaran más que otros; ¿acaso no indicaba esto que los homínidos seleccionaban los huesos que les podían ser útiles? En 1957 escribió: "La desaparición de las colas probablemente fue debida a que eran usadas como señales y látigos de caza fuera de la cueva. La falta de vértebras caudales y de otro tipo puede deberse también al valor potencial de su cuerpo como proyectiles y de sus procesos (cuando existían) como palancas y puntos de apoyo. Los fémures y las tibias son lo más común de entre los huesos largos, probablemente porque debían de ser las porras más eficientes para que las usaran las mujeres y los niños que se quedaban en casa." Creía que una parte del hueso superior del brazo (el húmero) era la cachiporra preferida. Las quijadas partidas por la mitad en el mentón servían de sierra, la doble hilera de dientes de la mandíbula superior de un animal pequeño era un raspador útil, y un cráneo cortado vuelto del revés constituía un cuenco excelente. Raymond Dart bautizó todo ello como cultura "osteodontoquerática" (de huesos, dientes y piel).


Nueva interpretación de la evidencia


Bob Brain, merced a su trabajo en el museo del Transvaal de Pretoria, es el principal responsable de haber estimulado una reevaluación de las conclusiones Dart. En los últimos quince años, Bob ha estado enfrentándose al enigma de la naturaleza de los depósitos de la cueva. Las preguntas que más le inquietaban son cómo llegan los huesos a una cueva y qué les ocurre una vez allí.

Veamos primero la segunda cuestión. Como explica Bob Brain, "un fósil enterrado cerca del fondo de un relleno de cueva puede tener encima hasta 30 metros de sedimento, cuyo peso es considerable. El efecto de este peso es producir un aplastamiento general, como si sobre los huesos hubiera pasado una apisonadora... Por eso están tan deformados muchos de los fósiles de homínidos de las cuevas sudafricanas. Pero si el cráneo se rellena con material cementante, éste proporciona a la caja cerebral un soporte interno, y el cráneo resistirá la presión deformadora." Pero el proceso puede complicarse si, al quedar enterrado, el cráneo queda cerca de un objeto duro y punzante. "La presión sobre la piedra puede hacer penetrar la punta en el cráneo y causar una fractura de compresión localizada, como la que se produciría si al individuo lo hubieran matado de un golpe en la cabeza."

Según las interpretaciones de Raymond Dart sobre los huesos estropeados de homínidos, uno de los individuos habría sufrido un "tremendo golpe transversal que le partió el cráneo en dos mitades a causa de un porrazo en el vértice, quedando separados la frente y el cogote". De la mandíbula inferior de un adolescente de unos doce años, Dart dedujo: "Las fracturas que muestra la mandíbula inferior revelan que la violencia, probablemente sufrida en un combate fatal, consistió en un impacto estrujador localizado, recibido en la cara un poco a la izquierda de la línea media y en la región de los incisivos, posiblemente propinado por una porra. Por lo que se refiere a la mandíbula, el resultado de este golpe decisivo fue que los cuatro incisivos permanentes (y quizás el segundo molar de leche izquierdo) saltaron de sus alvéolos, y el hueso se rompió." Según Raymond Dart, otra "víctima" habría muerto de "un golpe vertical propinado exactamente detrás y a la derecha del bregma con un objeto de dos puntas". Y el niño de Taung habría sido atacado con "un golpe lateral en la región frontotemporal izquierda del cráneo."

Bob Brain dice: "Ahora que he observado los efectos de la presión en muchos centenares de fósiles, soy sumamente cauto antes de tratar de entresacar de ellos ejemplos de ataques a huesos producidos antes de la fosilización... El desperfecto en la mandíbula del adolescente, por ejemplo, podría haberse producido simplemente por la presión localizada de una piedra contenida en los depósitos. Y no hace falta suponer que los incisivos 'saltaron de sus alvéolos' a causa del golpe de una porra. Estos dientes de raíz recta suelen desprenderse las mandíbulas antes de la fosilización. "

"La evidencia es ambigua", dice Bob. "Es imprescindible poder contar lo antes posible con otros ejemplares, hallados en un contexto tal que permita separar concluyentemente el deterioro anterior a la muerte de los efectos posteriores a la fosilización. Mientras no se disponga de tales evidencias, la cuestión de la incidencia de violencia interpersonal entre los australopitecinos debe seguir abierta."

¿Qué decir, pues, sobre la cultura supuestamente "osteodontoquerática" de los australopitecinos? Los huesos de animales de la cueva de Makapansgat representan acumulaciones en proporciones no naturales de partes diferentes del esqueleto, y los numerosos bordes, puntas, cañas de hueso y cosas parecidas presentes en la mezcla ósea pudieron ser empleados eficazmente como instrumentos. Pero ¿qué significa esto? Bob Brain piensa lo siguiente acerca de los depósitos de huesos: "En ocasiones excepcionales, que hacen las delicias de los paleontólogos, se conserva todo el esqueleto de un animal muerto hace mucho tiempo, con todos los huesos en su sitio y sin que falte ninguno. Pero estos acontecimientos se dan sólo en circunstancias especiales... Lo más corriente es que el cuerpo del animal quede sometido a las influencias destructoras que caracterizan cualquier ambiente natural. El esqueleto se desarticula en sus partes individuales, cada una de las cuales tiene que habérselas con la atención que puedan prestarle los carnívoros y con las fuerzas de descomposición y destrucción. "

Bob tuvo la suerte de poder ver experimentalmente qué suerte corrieron los huesos que un día fueron parte de una comida. Cuando trabajaba en la Estación de Investigaciones del Desierto de Namib presenció el "experimento natural" perfecto. "Había estado visitando diversos poblados hotentotes, y me había sorprendido el número de fragmentos de huesos de cabra dispersos entre las cabañas. Reuní una pequeña colección de ellos y los dejé fuera de la estación de investigaciones, agrupados en tipos de partes de esqueleto, como ejercicio de osteología. En seguida advertí que determinadas partes estaban bien representadas, mientras que otras escaseaban o faltaban... No resultó difícil encontrar la explicación: la muestra representaba los residuos resistentes de esqueletos de cabra, los capaces de resistir el tratamiento que habían recibido."

Prácticamente, la gente del poblado no contaba con otra carne que la de cabra, y aprovechaba todo lo que estos animales ofrecían. Los residuos los echaban a los perros, los cuales los roían y los lamían hasta que no quedaba nada más por extraer. Se destruían muchos de los huesos más delicados, y sólo quedaban las partes más duras y resistentes del esqueleto. Bob Brain vio que, entre la colección de huesos, lo más abundante eran las quijadas y luego, por orden de abundancia, el extremo romo del hueso alto de las patas delanteras (húmero), la rodilla de las patas traseras y los huesos bajos de las patas. Prácticamente faltaban todos los huesos de la cola, la articulación con el tronco del húmero, las vértebras y la articulación superior del fémur. Si bien la gente del poblado ya inicialmente había deteriorado mucho los huesos de cabra, lo que realmente imprimió la marca de carnívoro a aquellos restos fue la dentadura de los perros. Cuando Bob comparó el conjunto óseo del poblado con la colección de fósiles de Makapansgat, el resultado fue asombroso. Si bien ambos conjuntos no eran idénticos, "la semejanza global en la composición de las colecciones de huesos es notoria", dice. Parecería como si los fósiles de Makapansgat no fueran ni los utensilios ni las armas de una cultura antigua, sino los restos de muchas comidas de carnívoros.

Esta afirmación se ve respaldada por la evidencia conseguida por Judy Maguire, del Instituto Bernard Price de Johannesburgo. Sus investigaciones la llevaron a la madriguera de una hiena rayada, en la reserva natural de Giora Ilani de Israel, donde confeccionó una lista de los tipos de daños que las hienas infligían a los huesos que se llevaban a sus madrigueras. Catalogó nueve formas distintas de daños, que comprendían el mellado, la fracturación concoidea, las estrías distribuidas al azar, las perforaciones, la subdivisión y la excavación de hoyos. La comparación con los fósiles de Makapansgat es esclarecedora. En esta colección pueden encontrarse los nueve tipos de marcas, y el treinta por ciento de los huesos de fósiles, por dar sólo una cifra muy prudente, presentan señales inequívocas de actividad de hienas. De entre los huesos de madriguera actual de hiena, los que presentan marcas constituyen casi el sesenta y cinco por ciento, pero, según Judy Maguire, la cifra menor asignada al conjunto fósil puede explicarse por la escamación superficial de muchos fósiles, que se habría llevado las señales. A pesar de que algunos de sus colegas del Instituto Bernard Price, y en especial James Kitching, discrepan de Judy Maguire, ella ha llegado a la conclusión de que en las acumulaciones óseas de Makapansgat los carnívoros desempeñaron un papel mucho más importante de lo que se había creído.

Esta afirmación se ve respaldada por la evidencia conseguida por Judy Maguire, del Instituto Bernard Price de Johannesburgo. Sus investigaciones la llevaron a la madriguera de una hiena rayada, en la reserva natural de Giora Ilani de Israel, donde confeccionó una lista de los tipos de daños que las hienas infligían a los huesos que se llevaban a sus madrigueras. Catalogó nueve formas distintas de daños, que comprendían el mellado, la fracturación concoidea, las estrías distribuidas al azar, las perforaciones, la subdivisión y la excavación de hoyos. La comparación con los fósiles de Makapansgat es esclarecedora. En esta colección pueden encontrarse los nueve tipos de marcas, y el treinta por ciento de los huesos de fósiles, por dar sólo una cifra muy prudente, presentan señales inequívocas de actividad de hienas. De entre los huesos de madriguera actual de hiena, los que presentan marcas constituyen casi el sesenta y cinco por ciento, pero, según Judy Maguire, la cifra menor asignada al conjunto fósil puede explicarse por la escamación superficial de muchos fósiles, que se habría llevado las señales. A pesar de que algunos de sus colegas del Instituto Bernard Price, y en especial James Kitching, discrepan de Judy Maguire, ella ha llegado a la conclusión de que en las acumulaciones óseas de Makapansgat los carnívoros desempeñaron un papel mucho más importante de lo que se había creído.

Hoy se ve que gran parte de la información en la que Raymond Dart y Robert Ardrey basaron sus descripciones gráficas de nuestro pasado supuestamente sanguinario no supera la prueba de una investigación científica moderna. Al revisar este trabajo no pretendo minimizar los esfuerzos y las importantes contribuciones que hizo Raymond Dart a nuestro conocimiento sobre la evolución de los homínidos. Corno señala Bob Brain, "el estudio de Dart sobre los fósiles de Makapansgat constituyó un proyecto pionero, por cuanto representó el primer análisis y la primera interpretación de un conjunto óseo de una cueva africana". Otros investigadores solían centrarse sólo en ejemplos seleccionados de huesos, examinando sólo aquellos en los que estaban particularmente interesados. Su método marcó el inicio de un estudio más lógico de todo el proceso que determina que los huesos se conserven y se fosilicen. Realmente, fue Raymond Dart quien en gran medida animó a Bob Brain y a Judy Maguire a esforzarse por comprobar sus hipótesis anteriores. Resulta bastante irónico que él tuviera una disposición mucho mejor para aceptar las implicaciones de sus hallazgos que la que muestran muchos de sus seguidores.


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Con este capítulo se ha pretendido presentar la, guerra como una respuesta social y política a un cambio de circunstancias económicas. Pero lo que cambió con la transición desde la caza y la recolección nómadas a la agricultura sedentaria fue la naturaleza de la sociedad, no la naturaleza del hombre. Los hombres son esencialmente seres culturales, capaces de responder de varias maneras diferentes a las mismas circunstancias dominantes.


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De la obra de Richard E. Leakey "La formación de la Humanidad"


El artículo completo puede verse en:

http://www.gestae.com/Galeria/ch/ch06.htm