Comencemos por la cuestión de la religión –tema que calza perfectamente bien con la época en la que escribimos esto: La Semana Santa...- .
En estas páginas se afirmará de manera sostenida, que en gran medida, las religiones organizadas y su cuerpo de doctrinas son una fuente de opresión, exclusión y dominación para las masas. Que su finalidad fundamental es ser un instrumento de control social, a través del uso del poder coercitivo.
Lo cual no implica ni es lo mismo que no convengamos en la existencia de una Energía Consciente Universal (usualmente llamada Dios), ni que no convengamos en la importancia de la vida espiritual en lo individual y de la Espiritualidad en la vida social.
Sobre ello trataremos en extenso en estas páginas.
En esta oportunidad, iniciaremos un tema fundamental, con el cual esperamos zanjar de entrada, toda referencia a la cuestión de las “Escrituras Sagradas”, o a la autoridad que vendría de ellas, en especial, la que en nuestro contexto judeo-cristiano es más prominente: la Biblia...
En el contexto cristiano, usualmente se dicen cosas como ésta acerca de la Biblia:
II. LA SANTA BIBLIA, ÚNICA REGLA DE FE Y PRACTICA
Admitiendo a Jesucristo como el Señor y Maestro, es necesario tener la
mejor información en cuanto a Su voluntad expresiva para llegar a ser buenos
súbditos de Su reino. Cada creyente crece en gracia a medida que crece en
conocimiento de Jesucristo. En la Palabra de Dios encuentra la fuente inagotable
de inspiración cristiana. Es con ella donde examina su conciencia y donde forja
su carácter y su personalidad.
Acerca de lo de “súbditos”, puede inferirse que se establece una relación entre La Divinidad y los hombres, basada en las experiencias monárquicas-absolutistas, por las cuales se propone un trato de vasallaje y sumisión que aún se observa en el lenguaje y en las expectativas de conducta de los fieles, por parte de las autoridades religiosas. Algo anacrónico e inaceptable en nuestros días, pero será un punto que se tratará en otra oportunidad.
Ahora, acerca de la Biblia, "única regla de Fe y práctica"...
¿Por qué sólo la Biblia...?
¿Por qué iba a ser la Biblia la única Palabra de Dios...?
¿Por qué no, o no también el Corán...?
¿O por qué no también los Sutras...?
¿O por qué no también el Baghavad Gita...?
¿O por qué no también el Libro de Mormón...?
¿O por qué no también la Perla de Gran Precio...?
¿O por qué no también el Patanjali...?
¿O por qué no también el Tao Te Ching...?
¿O por qué no también la Torá?
¿O por qué no también el Rig Veda...?
¿O por qué no también el Talmud...?
¿O por qué no también la Mishná...?
¿O por qué no también los Upanishads...?
¿O por qué no también el Mahabharata...?
¿O por qué no también el Ramayana...?
¿O por qué no también el Purana...?
¿O por qué no también el Tantra...?
¿ O por qué no también el Libro de la Fe Baha'i...?
¿O por qué no también el Buddha-Dharma...?
¿O por qué no también los Brahmanas...?
¿O por qué no también el Pali Canon...?
¿O por qué no también el Shih-Chi...?
¿O por qué no también el Popol-Vúh...?
¿O por qué no también el Chuang-Tzu...?
¿O por qué no también el I-Ching...?
¿O por qué no también el Kybalion...?
¿O por qué no también el Libro de Urantia...?
¿O por qué no también el Curso de Milagros...?
¿O por qué no también ............?
Y si fuese la Biblia la única Palabra de Dios... ¿cuál Biblia...?
O mejor dicho, cuál interpretación...:
¿La de los católicos?
¿La de los evangélicos?
¿La de los Testigos de Jehová?
¿La de los Adventistas del Séptimo Día?
¿La de los Bautistas?
¿La de los Judíos?
¿La de los calvinistas?
¿La de los episcopalianos?
¿La de los Luteranos?
¿La de los Mormones?
¿La de los cristianos ortodoxos?
¿La de los cuáqueros?
¿La de los anglicanos?
¿La de los griegos?
¿La de los pentecostales?
¿La de los Sólo Jesús?
¿La de los Presbiterianos...?
¿La de los gnósticos?
¿La de los espiritistas?
¿La de los metafísicos?
¿La de los rosacruces?
¿La de los ............ ?
Si Dios de verdad quiso que su supuesta única y exclusiva Palabra se entendiera y divulgara de manera clara y única, como que no hizo muy buen trabajo que digamos... ¿no?
He aquí por qué las pretensiones de exclusivismo y absolutismo de algunas religiones son cuando menos, absurdas...
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