Friday, June 08, 2018

PROYECTO BIBLIA DESNUDA. 18 EL DOGMA DEL LIBRE ALBEDRÍO

PROYECTO BIBLIA DESNUDA. 18

EL DOGMA DEL LIBRE ALBEDRÍO




Como hemos mencionado en varias oportunidades a lo largo de estas entregas, es menester que intentemos explicar el dogma del “Libre Albedrío”, tal como es concebido en la mayoría de las tendencias judeocristianas de la actualidad, ya que es parte del eje central, -conjuntamente con el dogma del ‘Pecado Original’- que pretende dar algo de sentido al tremendo enredo que supone congeniar al dios bíblico al cual algo se le va de las manos con su creación fallida, -llegando incluso a arrepentirse de haber creado al hombre, su máxima obra (Gn. 6:6-7)- ; con su pretendida bondad, justicia, omnipotencia y omnisciencia infinitas.

En otras palabras, si al dios del Génesis bíblico algo le salió mal, hasta el punto de que un día decidió destruir a casi todo el género humano con el famoso ‘diluvio universal’, quiere decir, como hemos apuntado varias veces antes que, o hubo algo imprevisto, algo que no fue con los planes divinos, y se salió del control de ese dios; o, así lo planificó dios todo desde el mismo principio.

En el primer caso se pondría en duda la perfección de la obra de dios y por tanto, la propia perfección del mismo dios, además de quedar en entredicho también su pretendida omnipotencia (al no poder hacer nada por impedirlo), su deseo y bondad (si es que no quiso hacer nada por impedirlo), y/o su omnisciencia (si es que no previó o no se percató que todo se iría al desastre).

Esto fue expresado hace más de dos mil años en la famosa “Paradoja de Epicuro”, que reza más  o menos así:

“O Dios quiere evitar el mal y no puede (entonces no es omnipotente), o puede pero no quiere (entonces no es bondadoso), o no quiere y no puede (entonces no es ni omnipotente ni bondadoso), o puede y quiere (pero sabemos que esto es incierto dado que sabemos que el mal existe).”

O como puede encontrarse en cualquier búsqueda en internet:

“¿Es que Dios quiere prevenir el mal, pero no es capaz? Entonces no es omnipotente.
¿Es capaz, pero no desea hacerlo? Entonces es malévolo.
¿Es capaz y desea hacerlo? ¿De dónde surge entonces el mal?
¿Es que no es capaz ni desea hacerlo? ¿Entonces por qué llamarlo Dios?”

En el segundo caso, (todo fue planificado de este modo por dios desde el mismo principio) entonces estaríamos hablando de una entidad absolutamente perversa, malévola y en términos judeocristianos, absolutamente demoníaca: capaz de crear, planificar y programar el mal y todas las aberraciones que de él se derivan de manera premeditada y alevosa y por puro gusto, es decir, sería la deliberada actividad sádica de un dios sádico.

Este a grandes rasgos es el muy famoso “problema del mal” que ha generado océanos de tinta y diatribas de todo tipo en la historia del pensamiento humano, y para el cual las religiones judeocristianas han buscado durante milenios alguna solución. Porque se entenderá que para un conjunto de creencias basadas en la centralidad de una deidad moral, justa y todopoderosa, no puede tener ninguna cabida concebirla justamente como lo contrario: como inmoral, injusta, impotente, y mucho menos, malévola o perversa. Cuando se empezó a pensar en dios como una deidad benevolente, justa y sabia –porque en la historia de las creencias religiosas no siempre se concibió así, incluso en el caso del dios hebreo- y por tanto, apartada de todo deseo maligno, se fue haciendo cada vez más imperioso resolver este problema.

Resumamos entonces diciendo que en todos estos siglos las soluciones a esta paradoja se han formulado a partir de tres creencias o dogmas íntimamente relacionados:

-          La existencia del Diablo, Satanás, Lucifer, Belcebú, serpiente, etc. A lo cual nos hemos referido en los dos capítulos precedentes de esta serie y que recomendamos releer.

http://nuevahumanidad2025.blogspot.com/2017/11/proyecto-biblia-desnuda-16.html

http://nuevahumanidad2025.blogspot.com/2018/02/proyecto-biblia-desnuda-17.html  )

-          El dogma del “Pecado Original”, el cual hemos tocado someramente en varias oportunidades, y al que dedicaremos capítulos exclusivos en próxima ocasión.

-          El dogma del “libre albedrío”, al que entraremos inmediatamente.

La noción de Libre Albedrío en diversas maneras es uno de los temas más frecuentados en la historia del pensamiento humano, puesto que trata nada más y nada menos que de la comprensión e implicaciones del concepto de Libertad. Así, ha sido examinada desde la antigüedad por Platón, Aristóteles, varios filósofos presocráticos, y luego por Séneca, Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Erasmo de Rotterdam, René Descartes, Immanuel Kant, John Locke, Thomas Hobbes, David Hume, Baruch Spinoza, Jean Jacques Rousseau, Soren Kierkegaard, Arthur Schopenhauer, Friedrich Schiller, Gottfried Leibniz,  Karl Marx,  Friedrich Nietzsche, Isaías Berlin, William James, Rudolf Steiner, Erich Fromm, Karl Popper, y decenas de filósofos más, por sólo mencionar la tradición occidental.

Si a esto añadimos la reflexión y la dogmática religiosa, tendríamos que pasearnos desde los autores bíblicos tanto del Pentateuco, o el libro de Job, como de Saulo de Tarso devenido en Pablo, los padres de la Iglesia, los mencionados Agustín y Tomás de Aquino, diversos concilios teológicos, Martin Lutero, Juan Calvino y así llegaríamos a una mareante cantidad de autores cristianos de diversas denominaciones y además numerosos pensadores judíos del tema.

Con esto queremos decir que la cuestión se presta para una gran complejidad, que a veces llega a niveles abstrusos, verdaderamente espinosos. Intentaremos presentar la versión más genérica de este dogma tal y cual lo maneja en la actualidad el común de la religiosidad judeocristiana mayoritariamente compartida y aceptada por diversas tendencias, tratando de que, como nos pidió un amigo, pueda ser entendido hasta por un niño de 7 años.

Así que, ahí vamos.

Primero, algunas definiciones preliminares.

Wikipedia:

“El libre albedrío o libre elección es la creencia de aquellas doctrinas filosóficas que sostienen que las personas tienen el poder de elegir y tomar sus propias decisiones. (…)

El principio del libre albedrío tiene implicaciones religiosas, éticas, psicológicas, jurídicas y científicas. Por ejemplo, en la ética puede suponer que los individuos pueden ser responsables de sus propias acciones. En la psicología, implica que la mente controla algunas de las acciones del cuerpo, algunas de las cuales son conscientes.”

Catecismo de la Iglesia Católica:

“LA LIBERTAD DEL HOMBRE

1730 Dios ha creado al hombre racional confiriéndole la dignidad de una persona dotada de la iniciativa y del dominio de sus actos. “Quiso Dios “dejar al hombre en manos de su propia decisión” (Si 15,14.), de modo que busque a su Creador sin coacciones y, adhiriéndose a Él, llegue libremente a la plena y feliz perfección”(GS 17):

El hombre es racional, y por ello semejante a Dios; fue creado libre y dueño de sus actos. (S. Ireneo, haer. 4, 4,
3).

I LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

1731 La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así por sí mismo acciones deliberadas. Por el libre arbitrio cada uno dispone de sí mismo. La libertad es en el hombre una fuerza de crecimiento y de maduración en la verdad y la bondad. La libertad alcanza su perfección cuando está ordenada a Dios, nuestra bienaventuranza.”


Para el judaísmo, el concepto de libre albedrío es claro y central, como puede verse en esta cita:

“La doctrina del libre albedrío, que adjudica al ser humano la libertad y la habilidad para seleccionar entre posibles alternativas de acción de acuerdo con sus motivaciones internas y sus ideales, constituye uno de los principios básicos del judaísmo. Los pensadores judíos, en forma reiterada, consideraban que la doctrina del libre albedrío es indispensable para realizar un recuento de la responsabilidad asumida por el hombre hacia sus propias acciones. Más aún la ven como indispensable para explicar la justicia divina que se imparte el castigar la maldad.”


A partir de la Reforma Protestante, la cuestión se complica ya que precisamente en el centro de dicha reforma se encuentra el principio de “justificación por la sola Fe”, que implica para Lutero la negación de la doctrina católica del libre albedrío. Y este debate se convierte prácticamente en el núcleo teológico del cisma protestante, tal como se expresa aquí:

El asunto del albedrío humano no es un debate nuevo en la iglesia cristiana, no es algo solamente para teólogos y filósofos. Por siglos este ha sido un serio y ardiente tema de debates y discusiones, tratando de esclarecer la libertad de la voluntad humana. Tan antiguo como el siglo quinto uno de nuestros héroes, Agustín, debatió el asunto con Pelagio y este debate fue una de las cosas más importantes que dio bases a la reforma protestante del siglo 16. Martín Lutero comenzó la reforma con una negación del libre albedrío, fue y es aun, algo fundamental para la doctrina bíblica de la justificación por la fe sola (…). Cuando la mayoría de los cristianos piensan en la reforma, la primera cosa que les viene a la mente es la justificación por la sola fe y con buena razón, pues la justificación por la sola fe fue la doctrina clave que llevo a cabo la reforma. Sin embargo, ese no fue el asunto clave en los fundamentos de la reforma. Un estudio cuidadoso de los hechos históricos mostrará claramente como el asunto del libre albedrío estaba en el corazón mismo de la diferencia entre Lutero y la iglesia católico romana.”

(Tomado de “LA VOLUNTAD DE DIOS, LA VOLUNTAD DEL HOMBRE Y EL LIBRE ALBEDRIO.”
Por Ernest C. Reisinger. Traducción del Pastor Sergio Ruíz.)


Sin embargo, en los 500 años del mundo protestante, ha habido diversas variaciones y etapas en este tema, y hoy en día, el cristiano protestante en general acepta alguna versión de la doctrina del libre albedrío, más o menos en este concepto:

“Todo hombre tiene libre albedrío. Esto debe quedar claro desde el principio. Los que piensan que negamos esto, no están bien enterados de lo que creemos. Por eso, desde el principio quiero establecer esta posición de que sin lugar a dudas los hombres son libres, y tienen voluntades libres.  [Ahora bien,] Los teístas del libre albedrío (aquellos que creen que Dios otorgó la potestad al hombre de determinar por sí mismo con respecto al bien y al mal) olvidan importantes doctrinas de las Escrituras, y las necesarias implicaciones lógicas que se desprenden de esas doctrinas Bíblicas. Estoy hablando de la doctrina del pecado y los efectos que el pecado tuvo en la raza humana.”
(“El libre Albedrío”. Por C. Matthew McMahon (Traducido y adaptado por C. Alexander León)

A esto volveremos en breve.

A la sazón, todo parece bastante sencillo: el libre albedrío trataría de la posibilidad y capacidad de los seres humanos de tomar decisiones autónomas, basadas en su discernimiento, entendimiento e intención, sin coacciones externas, sin más limitaciones que las derivadas de la libertad de los demás, la armonía social y de los diversos condicionantes de la percepción, razón, inteligencia, etc.

Entonces, ¿cuál es el problema aquí? ¿Dónde está el conflicto que identificamos con la religión judeocristiana y con la Biblia, que es la razón de estas disquisiciones?

Pues bien, el problema está justamente en que la teología judeocristiana en general, o choca directamente con la noción de libre albedrío –como ya esbozamos en el caso protestante- , o vuelve una absurda caricatura dicha noción.

El problema está en lo que dijimos al principio: el problema del mal, o en términos religiosos, el problema del ‘pecado’, choca de frente con la contradicción entre el dios benevolente y justo que quieren vender las religiones judeocristianas y el dios autoritario, tiránico, castigador y desatinado que nos pinta la Biblia, sobre todo en los mitos del Génesis, que son la fuente de toda esta cuestión.

Entonces, lo que encontramos tanto en la historia del dogma, como en el examen directo de estas doctrinas, es el intento de lograr que el dios judeocristiano siga siendo bueno, perfecto y todopoderoso, cuando según el mito del Génesis bíblico, toda su creación se le fue a la porra, y dios se enfurece tomando decisiones despóticas, crueles, injustas y engañosas, originando todo el desastre y tragedia en que devino dicha creación. Entonces, a la pregunta:
 ¿Cómo es posible que  un dios perfecto y bueno haya creado algo que se volvió imperfecto y malo, comportándose además por ello, como un tipo muy malo?
La respuesta de catecismo, la respuesta dogmática automática por parte de sus creyentes es: “a causa del libre albedrío del hombre, que decidió desobedecer a dios y así el pecado y el mal entraron en el mundo”. Pero esto querría decir de todos modos que ¡dios no pudo evitar ese mal!, incluso, ¡que algo malo tendría que haber en el hombre que creó para que este haya decidido desobedecer o pecar! Y por ende, que el propio dios tiene aspectos malos, imperfectos y perversos. Entre otros no pocos problemas.

Entonces, a través de enrevesadas argumentaciones dogmático-teológicas, basadas en el mito de Adán y Eva, y la historia de la ‘Caída del Hombre’, el propósito central de la doctrina del Libre Albedrío es el siguiente:

REIVINDICAR LA FIGURA DE DIOS COMO UN SER BUENO, PERFECTO Y JUSTO, A PESAR DE LAS CARACTERÍSTICAS REPROCHABLES, FALIBLES Y ABYECTAS QUE PRESENTA EN LA BIBLIA.

LOGRAR QUE LA RESPONSABILIDAD DEL DESASTRE DEL MUNDO NO SEA CULPA NI RESPONSABILIDAD DE DIOS, SINO ABSOLUTA CULPA Y RESPONSABILIDAD DEL HOMBRE, DEL SER HUMANO, SIN QUE DIOS QUEDE MANCHADO EN SU PERFECCIÓN, BENEVOLENCIA O PODER.

Así, podríamos reformular esta cuestión de la manera más simple posible, que hasta un niño de 7 años pueda entender, de este modo:

Dios es bueno, todo lo que hizo dios es bueno y perfecto. Pero en el mundo hay mucha maldad. ¿Por qué si dios es bueno y perfecto hay tantas cosas malas? ¿De dónde salió tanta maldad? Salió del pecado del hombre que echó a perder la creación buena de dios. ¿Y qué es el pecado? El pecado es desobedecer a dios, pecar es ir en contra de lo que dios manda. ¿Y por qué dios no hizo que esa desobediencia no existiera? Porque dios le dio al hombre libre albedrío, libertad de escoger lo bueno y lo malo. Dios no quería marionetas o robots que actuaran sin saber. Dios quiso que los hombres y las mujeres lo obedecieran por amor, porque así dios nos ama. Así que la culpa de que la bonita creación de dios se volviera mala no fue de dios, sino del hombre que lo escogió así con su libre albedrío. El hombre desobedeció, el hombre pecó, y el pecado lo echó a perder todo de ahí en adelante.

Esta sería la elaboración básica de la doctrina del libre albedrío, expuesta de una manera somera y sencilla.

Por supuesto, ya quizá puede advertirse de entrada que está llena de problemas, agujeros, inconsistencias y contradicciones por todas partes. Para mostrar un compendio de estos problemas tenemos que adentrarnos de lleno en la elaboración mítico-teológica que el judeocristianismo elaboró durante milenios, en torno a la fábula de Adán y Eva. (Ver capítulos 11 y 12 de esta serie).

(  http://nuevahumanidad2025.blogspot.com/2017/03/proyecto-biblia-desnuda-11.html

http://nuevahumanidad2025.blogspot.com/2017/03/proyecto-biblia-desnuda-12.html  )



Nótese que el acento de toda esta historia está puesto en las tres bases fundamentales de la sumisión teológica, que son el núcleo del autoritarismo cultural que forman e informan: OBEDIENCIA, CULPA Y CASTIGO.

Desmenucemos para este propósito y utilizando el mito adánico el relato anterior, ahora en la forma de nuestra usual hipotética conversación con un creyente dogmático:

-          Dios es bueno, todo lo que hizo dios es bueno y perfecto.
-          ¿Seguro?
-          Sí claro… Lo dice textualmente la Biblia en Gn.1:31   que al final de todo el proceso de creación “vio Dios que era bueno”
-          ¿Y eso quiere decir que además de bueno, era todo perfecto también?
-          Por supuesto, un Dios perfecto sólo puede hacer cosas perfectas, sin fallas.
-          Pero en el mundo hay mucha maldad. ¿Por qué si dios es bueno y perfecto hay tantas cosas malas? ¿De dónde salió tanta maldad?
-          Salió del pecado del hombre que echó a perder la creación buena de dios.
-          ¿Y qué es el pecado?
-          El pecado es desobedecer a dios, pecar es ir en contra de lo que dios manda.
-          Entonces, tengo entendido que Eva y luego Adán, desobedecieron a Dios, pecaron entonces… ¿Y cuál fue esa desobediencia?
-          Comieron del árbol de la ciencia del bien y del mal que Dios les había ordenado específicamente no comer.
-          ¿Y por qué no podían comer de ese fruto?
-          Porque si comían de él, morirían.
-          ¿Y por qué morirían? ¿Estaba envenenado o algo? ¿Dios había colocado un fruto envenenado o mortal en el Jardín de Edén?
-          ¡Ja,ja…! ¡No hombre! La Biblia no dice eso. La muerte sería el efecto, la consecuencia, o el castigo de Dios por la desobediencia, por el pecado. Porque “la paga del pecado es muerte”, como dice en Romanos 6:23…
-          Pero hay algo que no entiendo: Dios hizo todo perfecto, ¿no?
-          Sí, claro.
-          ¿¿¿Y cómo es que podía existir algo como la muerte en ese momento??? ¿No era todo bondad y perfección?
-          Sí, bueno, pero cabía la posibilidad de la muerte, supongo…
-          Pero, ¿cómo podía haber muerte si todavía no había pecado? ¿No acabas de decirme que la muerte surgió del pecado? ¿Que la paga del pecado es la muerte y tal…?
-          Mmmmm… Pues no lo sé… Nunca lo había pensado. Creo que la Biblia no aclara ese detalle…
-          Además hay otra cosa… ¿Sabían Adán y Eva lo que era la muerte?
-          ¿¿Cómo??
-          Que si Adán y Eva tenían conocimiento de lo que era la muerte… Porque supongo que si todo estaba bien hasta ese momento, si todo era tan perfecto, nada había muerto jamás, ¿no? Es decir, no existía la muerte.
-          ¡Pero qué preguntas haces!
-          ¿¡Pero y cómo no voy a preguntar…!? Si hasta un niño te haría la misma pregunta…
-          Pues no sé… Supongo que dios les explicaría qué era la muerte, me imagino…
-          ¿Supones? ¿Te imaginas? ¿No sale eso en la Biblia?
-          No… que yo sepa, no…
-          Entonces yo también puedo suponer o imaginar que no sabían qué era la muerte, y ni siquiera podrían entender, concebir, lo que era la muerte. Era algo inconcebible en la creación perfecta de Dios, ¿no? Además, se supone también que Adán y Eva eran totalmente inocentes. No tenían conocimiento ni experiencia de casi nada, y menos en un jardín tan perfecto donde ningún esfuerzo de nada tenían que hacer. De hecho, ni siquiera conocían lo que era el bien ni el mal…
-          ¿Cómo dices?
-          Pues que si nada malo existía, si todo era perfecto, pues no tenían conocimiento de nada malo. Por tanto tampoco podían concebir el bien, ¿entiendes? Una categoría como ‘bien’ no puede concebirse sino con la existencia de su contraste, el ‘mal’, ¿cierto? Además la propia existencia en ese jardín de un “árbol del conocimiento del bien y del mal” me hace presuponer que precisamente ellos no tenían pero ni idea de eso…
-          Pues sí… Supongo… Siempre he entendido que Adán y Eva eran totalmente inocentes…
-          Claro… Y por supuesto, ciñéndonos a lo que dice el mito. Porque ya te he dicho que yo no creo que nada de eso haya sido real, que para mí es sólo una fábula. Pero entonces ahora entra otra cuestión…
-          ¿Cuál será ahora…? Con qué me irás a salir…
-          Si ese árbol del conocimiento del bien y del mal existía en ese jardín… ¿De dónde salió ese conocimiento del mal?
-          ¿Perdón…?
-          Quiero decir; si nada malo existía, si todo era perfecto y por tanto no existía el mal, ¿por qué había en ese jardín algo que se refiriera al ‘mal’, si eso no existía…?
-          Pero ¡por Dios! ¿Qué estás diciendo…?
-          ¡Pues lo lógico!: que ya el mal existía ANTES de que Adán y Eva pecaran… Al menos existía como posibilidad… Y esa posibilidad fue creada por el propio Dios, ¿no? Por nadie más, supongo…
-          Un momento… espera un momento…
-          ¡Pero es que no queda otra posibilidad! El mal fue creado entonces por Dios… Ahí lo tenías en el Edén: el árbol de la ciencia-del-bien-y-del-MAL… A menos que lo haya creado otro… ¿Había otro por ahí…?
-          No, no había otro… ¿Pero cómo se te ocurre pensar que Dios haya podido crear el mal? ¿Te volviste loco?
-          ¿Y quién si no entonces? Además recuerdo un famoso versículo de Isaías que dice algo como “yo creo el mal y el bien, Yo dios hago todo esto…” Ya te lo busco en el cel…
-          No debe ser así… Lo debes estar tergiversando.
-          Bueno, cuando lo encuentre vemos. ¡Ah! ¡Aquí está! Isaías 45:6-7: 6 para que sepan, de levante a poniente, que todo es nada fuera de mí. Yo soy Yahvé, no hay ningún otro. 7 Yo modelo la luz y creo la tiniebla, yo hago la paz y creo el mal, yo soy Yahvé, el que hago todo esto”. Confirmado: el dios bíblico es el creador del mal. Pero ahora encuentro otro pequeño detalle en toda esta historia…
-          ¡Ay Dios mío! ¿Qué será ahora…?
-          ¿Por qué Dios no hizo que esa desobediencia no existiera?
-          ¿Cómo dices?
-          Que por qué Dios no impidió que Eva y Adán comieran de ese fruto… ¿No los estaba viendo acaso? ¿No los estaba cuidando? Si tú como padre sabes que hay un fruto tentador, hermoso, pero mortal, ¿dejarías que tus hijos inexpertos e inocentes lo tuvieran al alcance de la mano, por más que les hubieras prohibido a tus hijos comerlo? ¿Ese Dios acaso es un padre irresponsable? Así me lo parece…
-          Ya comenzaste con tus blasfemias. No, yo no dejaría que mis hijos inexpertos estuvieran expuestos a ningún peligro…
-          ¿Y por qué Dios sí?
-          Porque dios le dio a Adán y Eva libre albedrío, libertad de escoger lo bueno y lo malo.
-          ¿Dice eso la Biblia? No recuerdo haberlo visto en ninguna parte…
-          Bueno, creo que no lo dice directamente, pero es lo que me han enseñado.
-          Ya veo… Entonces ¿tú dices que Adán y Eva tenían “libre albedrío”, es decir, libertad para decidir por su cuenta lo que podían o no podían hacer?
-          Exacto, de eso se trata el libre albedrío. De poder escoger entre el bien y el mal.
-          ¿Y cómo podían ellos hacer eso?
-          ¿Eh…?
-          ¿Cómo podían Adán y Eva decidir por su cuenta lo que podían o no hacer, si no tenían ninguna conciencia, conocimiento, ni experiencia? ¿En base a qué criterio podrían decidir, si hicieran lo que hicieran, todo iría bien, sin problemas, como siempre había sido? No tenían la menor idea de que algo pudiera salir mal. Así que mucho menos tenían la menor posibilidad de “escoger entre el bien y el mal”. Simplemente porque el mal ni siquiera existía, y si ya existía como posibilidad creada por Dios en el dichoso árbol ese, ellos ni siquiera podían concebir eso de ‘mal’. ¡Pero es que ni siquiera sabían o entendían que estaban desnudos!, ¿recuerdas?
-          Bueno, creo que te entiendo… Te concedo que ellos no podían saber que algo era ni bueno ni malo. Pero Dios sí les había dicho taxativamente que no podían comer de ese sólo árbol. Me imagino que eso sí lo podían entender. Por más inocentes que fueran, esa orden de Dios podían entenderla.
-          Aunque no entendieran eso de que “el día que comieres de él ciertamente morirás…”
-          Exacto.
-          Entonces, lo único que podían hacer era obedecer… Hummmm… ¿A ti te parece que eso sea posibilidad de ejercicio del “libre albedrío”?
-          ¿Cómo?
-          Que si el sólo hecho de obedecer por obedecer indica que tienes libertad de elegir. A mí me parece que no. Creo que libertad de elegir implica conciencia de las posibilidades, entender las distintas contingencias de consecuencias e implicaciones, conocimiento de los hechos, uso de la inteligencia y la reflexión, etc. Y por supuesto para que sea libre en verdad, tiene que ser libre de coacciones, chantajes abiertos o velados, amenazas, etc. No me parece que sea este el caso. Lo de obedecer pueden hacerlo los animales, aún sin conciencia. Y por cierto, cuando han sido entrenados para eso, para obedecer. Adán y Eva ni siquiera habían tenido ningún tipo de experiencia en ello, es decir, eran casi que animalitos sin entrenamiento en nada, con una orden casi ininteligible para ellos de comprender. Ahí no hay libertad en modo alguno. Y no hay capacidad de elegir.
-          Bueno, la Biblia dice que todo iba bien, ellos por una razón u otra obedecieron no comiendo de ese fruto, hasta que llegó un tercero…
-          Ah sí, la famosa serpiente aquélla…
-          Claro, la serpiente que es un símbolo del diablo.
-          Según los apologistas religiosos interpretaron después… Pero bueno, sí, digamos que el consenso es que la serpiente del Edén es el diablo.
-          Fue el diablo quien incitó a Eva a comer del fruto y luego ella le hizo comer a Adán. Ahí fue que comenzó el desastre…
-          Ya hemos hablado de este dichoso diablo en otras oportunidades. Pero bien, ciñámonos al relato mítico. ¿Qué le dijo el diablo a Eva para convencerla? ¿O acaso la obligó?
-          No, no la obligó. La engañó. Le dijo exactamente esto, según el capítulo 3 de Génesis: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?  Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;  pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis. Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal. Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.”
-          Y entonces, ¿murieron?
-          ¿Eh?
-          Que si murieron en ese momento…
-          ¡Pues no, hombre! La Biblia dice que murieron unos novecientos años después…
-          ¡Caray! Una bastante larga vida, más de lo que supondría ese “el día que de él comieres ciertamente morirás”… Entonces la serpiente tuvo razón: no murieron… Al menos no “el día que de él comieres…”
-          Pero es que Dios no les dijo que morirían el mismo día que comieran del fruto…
-          Si la traducción de la Biblia es correcta, eso perfectamente podría interpretarse… Más tratándose de un Adán y Eva que no estarían demasiado entrenados en sutilezas semánticas, ¿no?
-          Además Dios se refería a que ese día morirían espiritualmente, no físicamente.
-          ¿Y dónde dice eso la Biblia?
-          Bueno, no lo dice, pero es lo que me han enseñado…
-          Sí, me imagino… Muchas de esas creencias que ni siquiera tienen sustento en la propia ‘Palabra de Dios’, sino que otros inventan y reinventan… Pero digamos que la serpiente tuvo razón de momento: no murieron. ¿Les mintió acaso en el resto?
-          Claro que le mintió a Eva. El diablo sólo sabe mentir.
-          Pero me parece que no… Veamos: el diablo o serpiente le dice a Eva: el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. ¡Y exactamente eso fue lo que pasó! Lo dice la propia Biblia inmediatamente después: “Entonces fueron abiertos los ojos de ambos”…
-          Sí, pero no dice nada de ser como Dios o de que supieran el bien o el mal…
-          No allí, pero sí al final del capítulo 3…
-          ¿Qué dices…?
-          Pues mira por ti mismo: Gn. 3:22: Se dijo Yahvé Dios: ¡Resulta que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal! Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre”. Es decir, la serpiente no mintió. El hombre se volvió un Elohim (el dios plural del Génesis) y pasó a conocer el bien y el mal. ¡Justo lo que la serpiente le dijo a Eva! Aquí resulta que el mentiroso y tramposo viene a ser ese dios…
-          Pero ¿cómo te atreves a decir eso?
-          ¡Es que allí está! Puedes verlo claramente: Dios les miente cuando les dice que morirían ese día. Pues no murieron. Pero además esa muerte no resultó de comer del fruto, sino de la acción a posteriori de apartarles del árbol de la vida, que era el que los mantendría viviendo para siempre. De hecho coloca de porteros nada menos que a un destacamento de ángeles grandulones armados a vigilar ese árbol: Gn.3:24 Tras expulsar al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida.” Es decir, que en cierta forma, habría el ‘peligro’ de que el hombre retornara a comer del árbol para vivir por siempre. Es decir, la muerte no devino de comer el fruto en sí, o de la desobediencia como tal, sino del hecho de no comer del fruto de la vida… ¡Muy taimadito y tramposito este dios…!
-          ¡Y vas a seguir con tus blasfemias…! Acusando a Dios de mentiroso y tramposo…
-          ¿Y qué quieres que haga si allí está? Además la cosa no acaba allí. Ese Dios que no confronta a los ‘primeros padres’ sino hasta que ya habían comido y no antes,  cuando pudo hacerlo, primero, si lo sabe todo y lo puede todo, y segundo, si tal como dice la Biblia, se estaba paseando de lo lindo por el jardín justo cerca del lugar de los acontecimientos. Bueno, quizá es que llegó tarde al hecho…
-          Y sigues…
-          Pero déjame continuar... Ese dios no sólo no fue totalmente claro y veraz con lo de la muerte. Tampoco les había dicho lo que sí les dijo la serpiente y que resultó ser verdad: que se les abrirían los ojos, y que pasarían a conocer el bien y el mal. E incluso que efectivamente “serían como dioses”, tal y como se los informó la serpiente. No. La Biblia sólo dice que dios les advierte nada más el supuesto resultado de que morirían. Nada más. De hecho, tan es así, que la misma Biblia cuenta que Eva vino a enterarse de que el fruto de ese árbol prohibido era apetecible y bueno para obtener la sabiduría (que al parecer dios les negaba), DESPUÉS que la serpiente se lo informara, no antes. ¿Quieres verlo? Aquí está: Gn.3: 4-6: “4 Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. 5 Es que Dios sabe muy bien que el día en que comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.» 6 Como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió…”. Es decir, que Eva ni siquiera le había hecho mucho caso a ese árbol del centro del jardín. Ni sabía casi nada de ese fruto. Nada de eso se lo había informado dios y la serpiente lo puntualiza: Dios sabe bien que se le abrirían los ojos y serían como dioses, pero se guardó muy convenientemente esa información. Se las ocultó… ¿Quién engañó a quién entonces?
-          No juegues…
-          Pero espera, que aún no acabo con esto. No sólo dios no es veraz y les oculta información, sino que inmediatamente les aplica unos tremendos castigos ¡SOBRE LOS CUALES NADA LES HABÍA ADVERTIDO ANTES! Supongo que no hace falta que te los relate: maldijo a la serpiente a andar sobre su vientre, etc. (por cierto, ¿cómo se movía esa serpiente antes entonces? ¿tenía patas?), a la mujer a parir con dolor y someterse al hombre, a Adán a trabajar con el sudor de su frente, etc. Es decir, los ignorantes, inocentes, ingenuos y casi niños Adán y Eva resultaron castigados terriblemente sin conocimiento alguno de que eso pasaría. Dios no les había dicho nada de esto, ni les había avisado: “el día que comieseis del fruto prohibido, no sólo moriréis dentro de un tiempo, sino que recibiréis un grande y merecido castigo, por ofenderme en tan grande manera…”. No, nada de eso. Los condenó a traición, con ventaja y alevosía y además bajo engaño…
-          Ya estás empezando a cansarme…
-          ¡Pero es que ni siquiera he terminado! Para completar esta serie de despropósitos deshonestos y tramposos de ese dios, para colmo, resulta según sus posteriores intermediarios, que el resultado de ese ‘gran’ pecado de querer tener sabiduría y parecerse a su papá, fue que TODA LA TIERRA quedó maldita, manchada, dañada, echada a perder con ese hecho, y para recontra colmo, el resto de la Humanidad quedaría entonces condenada para siempre a la perversión, la maldad, el pecado, la muerte, la enfermedad, el sufrimiento y todo el género de violencias y maldiciones que vinieron luego. En otras palabras, el castigo para esa simple transgresión que no hizo daño a nadie fue ABSOLUTAMENTE DESPROPORCIONADO, injusto, fuera de orden, y afectó a millones de millones de terceros inocentes para siempre. Cualquier estudiante de derecho básico te diría que esa actuación digna de un mafioso artero es de una total inmoralidad y fuera de toda legitimidad. Además, repito, Dios no había informado ni advertido a sus hijos de nada de eso, pero entonces no le tembló el pulso en aplicar semejante aberración penal no sólo a ellos, sino al resto de su creación. ¿Ves lo que digo?, según este relato mítico, ese dios queda como un mentiroso, taimado, tramposo, alevoso, inmoral, malvado, padre patológico, y criminal fuera de cualquier ley o código moral que se considere. Además, para colmo de los colmos, queda también como un pobre dios sin conocimiento, perfección ni poder.
-          ¿Cómo así?
-          Porque si siendo un dios sabio, previsivo, que además todo lo conoce y todo lo ve y todo lo puede de manera infinita como siempre nos cuentan, no pudo hacer nada ni para impedir este desastre, ni para evitarlo, ni para corregirlo en el momento, entonces queda muy mal. Además totalmente irresponsable. Le carga la total culpa de todo a los inocentes primeros humanos y él se zafa de todo. ¿Dónde queda su responsabilidad como padre? ¿Por qué no cuidó y protegió a sus hijos? ¿Por qué permitió que ese diablo, sabiendo que tan malo era, se paseara tranquilamente por ese jardín y empezara a meterle cosas indeseables a Eva en la cabeza, sabiendo, como debía saber, que las mujeres típicamente son curiosas por naturaleza, puesto que así las creó…? O no se dio cuenta de nada de esto, o se distrajo en otra cosa, o simplemente, en su infinita presciencia y voluntad, quiso que todo fuese así

-          Dios no quería marionetas o robots que actuaran sin saber. Dios quiso que los hombres y las mujeres lo obedecieran por amor, porque así dios nos ama. Así que la culpa de que la bonita creación de dios se volviera mala no fue de dios, sino del hombre que lo escogió así con su libre albedrío. El hombre desobedeció, el hombre pecó, y el pecado lo echó a perder todo de ahí en adelante. Dios es justo, así que no puede dejar al pecado sin castigo.

-          ¿Y por qué no? ¿Acaso no se supone que puede hacer lo que quiera? ¿Por qué inventar eso de que un simple error tenía que merecer castigo? ¡Y tamaño castigo! ¿No podía tener una mejor forma de corregir? ¿No podía sentarse a conversar con ellos, aconsejarlos, darles otras oportunidades, puesto que era la primera vez…? ¿No podía asistir a un psicólogo que le recomendara estrategias a un terapeuta que le suavizara ese carácter tan volátil? No, procedió lapidariamente, sin segundas oportunidades: muerte, muerte, castigo, castigos, condenas, maldiciones, eternamente, ¡vaya!, sufran a todo dar,  multa eterna a todo mundo, vamos, ¡porque me da la gana…! ¿Por qué castigar tan desmesuradamente a sus hijos ignaros y con esto al resto de la humanidad? ¿Es acaso justo eso? Pero en todo lo que hemos visto, ¿dónde está el amor, la responsabilidad y el poder infinitos de ese dios? Resumamos: dios creó todo supuestamente bueno y perfecto, pero ya el mal estaba en el mundo, tanto en la existencia del árbol del bien y del mal, como en la posibilidad de muerte, como en la existencia del diablo, que es el mal en persona. Creó a Adán y Eva supuestamente perfectos, pero sin conocimiento del bien ni del mal, es decir, sin posibilidad de conciencia moral. Pero aun así, les conmina a no hacer cierta cosa, bajo la amenaza de que si lo hacen morirían. Ellos no podían saber qué era eso de morir, así que no tenían conciencia real de las consecuencias, pero en todo caso, influenciados por una serpiente que les dice la verdad verdadera –y a la que dios permite existir, estar en el jardín, y conversar con la candorosa Eva, en primer lugar, sabiendo exactamente lo que le estaba diciendo si creemos en eso de que todo lo sabe… - , deciden inocentemente querer alcanzar la sabiduría y ser como su padre, y así, sin conciencia moral, que no tenían, transgreden la norma. No podían saber que desobedecer era ‘malo’, puesto que repito, no podían tener conciencia ni de bien ni de mal. Aun así, ese dios supuestamente infinitamente amoroso y justo, en vez de comprender perfectamente a su prole, y saber que actuaron inocentemente y por santa ingenuidad (porque por maldad no pudo ser ya que eso no era posible) y buscar un arreglo amoroso y comprensivo como buen padre que se supone que es, actúa como un juez inquisidor, actuando de una manera totalmente aberrante, cruel, abusiva, despótica, desleal, deshonesta, además sin advertencia alguna y con premeditación y alevosía. No sólo contra sus propios inocentes primeros hijos sin experiencia ni conciencia, sino que le endilga per secula seculorum al resto de la humanidad dicha culpa, castigo y condena.

Así que en conclusión: Adán y Eva no actuaron bajo libre albedrío. Primero, porque no tenían albedrío, es decir, posibilidad y capacidad de decidir con conocimiento de causas y efectos, ya que no tenían conciencia moral y además lo ignoraban casi todo de todo. No conocían ni bien ni mal. Segundo, porque quien tenía que informarles de todo no lo hizo, sino que les ocultó información. Cometió pecado de omisión, que es un gran pecado, según el catecismo. Tercero, porque la petición bajo amenaza y además amenaza de muerte viola la libertad de decidir. En otras palabras, no hay libertad si tengo que decidir con una pistola en la cabeza. Eso no es libertad. Se llama coacción, extorsión y chantaje. Es decir, un crimen. Y más criminal aún si las víctimas de la extorsión son totalmente inocentes y ni siquiera entienden lo que es esa pistola, en primer lugar. Y cuarto y final, por ahora, que el resto de la humanidad cargue con la culpa y las consecuencias de lo que otros hicieron bajo ese chantaje, pero además que dicho chantaje continúe bajo la forma de: “haz lo que digo o si no…”, es absolutamente inmoral, y viola cualquier noción de libre albedrío. ¿Qué libre albedrío puede haber en que si decido algo que no te gusta, actúes sumaria y desproporcionalmente contra mí? ¿Qué libre albedrío puedo tener si tengo que escoger lo que tú quieres, bajo pena de condenas o muerte? Pues ninguno.
Eso tiene un nombre: ESCLAVITUD. No libertad. Hacer lo que otro quiere por coacción, sin posibilidad de decidir por mí mismo, sino sólo de obedecer, y encima tengo que dar gracias por ser esclavo y alabarte por ello, y para colmo llamarlo ‘libre albedrío’ es el remate de la insensatez.
Según esta doctrina entonces, dios no quería autómatas programados para que que lo alabasen, sino esclavos sumisos que obedecieran voluntariamente bajo presión
No me parece para nada mejor que la primera opción. A fin de cuentas, es peor. No autómatas, sino esclavos voluntarios a sabiendas
Estamos hablando de un dios psicópata con un complejo narcisista crónico que diseña un sistema esclavista casi perfecto, no con autómatas programados, sino algo mejor, esclavos muertos de miedo que obedecen y adoran por extorsión… De psiquiátrico realmente…
-          …………

Así quieren que lo veamos los repetidores de la doctrina del ‘libre albedrío’. Que consideremos ‘libertad de decidir’, la coacción de “haz lo que quiero o si no te perjudico… además infinitamente”.

Quieren que creamos que por el primer ‘pecado’ de los ‘primeros padres’ que supuestamente fue cometido con conocimiento de causa, y con total libre albedrío, lo cual ya hemos visto que para nada sería así, toda la humanidad está condenada, dañada y pervertida sin solución (o con una supuesta solución muy a posteriori con la venida de Jesús, que en todo caso, no resolvió nada) y que en esa aberración condenatoria, en esa culpa sobrevenida e inmerecida y de la que no tenemos ninguna parte en su origen, no hay en lo absoluto responsabilidad de quien en todo caso todo lo diseñó, dispuso, o permitió así, sino supuestamente de nuestro ‘libre albedrío’. Es decir, es NUESTRA culpa, dios no tiene nada que ver con eso.

En suma, la doctrina del libre albedrío, como hemos dicho desde el principio, está diseñada para descargar de culpa alguna al dios del cual se origina todo, TODO, y al mismo tiempo, justificar las nociones de CULPA, OBEDIENCIA Y CASTIGO de manera inherente a la humanidad. Nociones que pingües beneficios ha traído a las diversas mafias religiosas a través de los tiempos, con su explotación desmesurada en nombre del dios bíblico.

Pero según el propio mito judeocristiano, por más libre albedrío que se nos quiera achacar como origen del desastre, dios por fuerza tiene ser el causante de todo, o si no, es un dios sin poder. Por ende, es la VOLUNTAD DE DIOS la que opera en todo esto, sin duda:

Es dios quien crea al mundo y el Universo y todo lo que en él existe. Fue su voluntad.
Es dios, por tanto, quien crea al ángel perfecto que luego se convierte en el diablo. Dicen que este lo hace en uso de su libre albedrío (lo cual no aparece en la Biblia), pero entonces o dios fue ‘sorprendido’ por ese imprevisto, o en su omnisciencia, ya sabía que ese ángel sería luego el diablo. Al permitirlo y no destruirlo, encerrarlo, etc., y permitirle andar libremente por ahí, fue entonces también su voluntad. ¿Por qué no lo destruyó después de que ejerciera su ‘libre albedrío’? ¿No lo hizo así con el Diluvio y otros sumarios ejemplos bíblicos?
Es dios quien crea a Adán y Eva sin conciencia y con su curiosidad innata. Dios tendría que saber que comerían del fruto. Si no, es un dios sin omnisciencia ni poder. En todo caso, fue su voluntad permitirlo.
Es dios quien diseñó la muerte y el mal (y si a ver vamos, el infierno) ANTES de que Adán y Eva pecaran. Su voluntad.
Es dios quien dispuso que “la paga del pecado es la muerte”. No se le ocurrió otro método, sino ese. Fue SU voluntad.
Es dios quien engañó a Adán y Eva con una serie de castigos no indicados e inmerecidos. Así fue su voluntad.
Es dios quien dispuso que ese pecado se regara a toda la humanidad para siempre. Ésa fue su voluntad.
Es dios quien diseñó una ‘economía de salvación’ determinada (diferente según cada religión) en la que si alguien hace lo que dios quiere, se salva, pero si no, queda condenado para la eternidad. Una absoluta desproporción entre supuestos delitos temporales y castigos infinitos, algo inmoral. Pero además, hecha bajo extorsión: “si no haces lo que yo quiero, te destruyo”. En todo caso, fue la voluntad de dios la que lo dispuso así, no el hombre.

En definitiva: una total caricatura todo esto del dichoso ‘libre albedrío’. La única forma en que esta suma de insensateces tenga algún sentido, como vemos, es que ese dios de las escrituras sea un ente con un poder disminuido, al que le sobrevienen cosas imprevistas y que no puede remediarlas sino con sucesivos, fallidos y disparatados planes, con costos absolutamente dispendiosos en términos de padecimiento, crueldades, tragedias, desastres y pérdida de almas en la Historia. Un despilfarro absoluto esa ‘economía divina’.

Cuando esta doctrina se conjuga con su inseparable doctrina par que es la del “Pecado Original”, que ya ha quedado esbozada en estas líneas, la magnitud de la aberración de la manipulación por el temor, la culpa y la superstición queda al máximo.

Todo esto basado en la pretendida ‘Palabra de Dios’ y en las interesadas interpretaciones de sus autores, intérpretes y seguidores.

Lo veremos en la próxima oportunidad.







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